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Tal como lo propusimos en esta columna, (“Haga política, PPK”. Correo, 09/12/2016: goo.gl/3CbG4i) era una necesidad que el Presidente y la señora Fujimori se reúnan a puerta cerrada. La mediación del cardenal Cipriani no es el Apocalipsis, como lo ven ciertos analistas. Alguien tenía que asumir ese rol, tomando en cuenta la polarización de ppkausas y fujimoristas. Al final, el tema no es Cipriani, sino los acuerdos que PPK y Keiko refrenden a corto plazo.

En el espectro de lo oficial, ambos dialogaron sobre el presente y el bicentenario (delincuencia, corrupción, conflictos). En lo oficioso, PPK debió increpar a Keiko por conducir una bancada tan crispada y que no le da soporte político para el 2021; ella, por su lado, pedirle que, tanto él como sus voceros, moderen sus comentarios en público. Con los ánimos más calmados, el Presidente y la jefa de la oposición, deberán trazar una agenda de consensos y ponerse a trabajar en temas específicos; la bronca que precedió la cita los ha dejado desgastados. Ella, como la que saca provecho de sus 72 congresistas; él, por gobernar sin firmeza. El Presidente, la señora Fujimori y los partidos que están dialogando, tienen ante sí seis asuntos de urgencia, para desarrollar de forma transversal, y dejando atrás sus intereses partidarios: educación, salud, corrupción, seguridad, instituciones e infraestructura. Los políticos están más desprestigiados que nunca, solo les toca ponerse del lado de la gente y olvidarse de sus cuitas bajo la mesa. Esperen a que vengan los nombres de los sobornos de Odebrecht; esa será otra historia. Feliz Navidad.

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