GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El pueblo mexicano está indignado. Su presidente, el endeble Enrique Peña Nieto -terminé de convencerme que no tiene estatura de estadista-, invitó a tierras aztecas al candidato estadounidense Donald Trump, sin duda, el más complejo de la historia política de su país, que ofendió de manera sistemática al pueblo mexicano durante la etapa de las primarias o elecciones internas, profiriendo una interminable secuencia de insultos contra los latinos, y de manera muy puntual, contra los mexicanos o los que tienen este origen, que en EE.UU. llegan a los 33 millones.

La xenofobia de Trump hacia los mexicanos, que son la parte mayoritaria de los latinos que viven en EE.UU. -unos 50 millones-, no tiene límites y en sus palabras pronunciadas durante la conferencia de prensa -mismo jefe de Estado que no es- junto a Peña Nieto, no se inmutó ni siquiera para moderar su inapropiado verbo. Los dos, Peña Nieto y Trump, quisieron sacarle provecho político al encuentro en la residencia presidencial de Los Pinos, y les fue muy mal. Trump realizó el viaje relámpago hasta México porque está desesperado, pues las encuestas no están reflejando lo que esperaba y por eso buscó las simpatías aztecas que pudieran tener efecto dominó en la población mexicana que vive en EE.UU. Pero la gente no es tonta y sin ocultar su ira por el repentino aterrizaje del neoyorquino en suelo azteca, reiterando que el muro en la frontera se va a construir de todas maneras -ignominia completa-, es probable que acreciente su rechazo.

En cuanto a Peña Nieto, esta ha sido la coronación de sus burdas gestiones al frente del país. Cuando se vio encimado por la actitud de su pueblo ante la presencia de Trump quiso reaccionar, pero fue tarde. El desdén hacia Peña Nieto aumenta y eso lo hace más vulnerable. Su poca talla y sus errores han sido un latigazo para México, paradójicamente el país más nacionalista de la región.