Alfredo Barnechea pareciera haber iniciado campaña recién en la última semana. Lo he venido siguiendo con atención. Por los plazos, sus recientes apariciones en medios de comunicación y su creciente presencia en redes sociales no habrían sido registradas en la encuesta de GFK publicada el domingo. Aún sigue en la categoría de otros, pero vale la pena tenerlo presente, porque podría copar ese espacio que alguna vez fue de Paniagua o Toledo y que el 2011 representó el 15% de votos válidos. Ese espacio electoral sigue vacío.

El candidato de Acción Popular no es muy conocido, pero habla con claridad y sin temor. Aunque para muchos su estilo es excesivamente frío y distante, parece que sabe lo que dice y muestra buen temple. Plantea soluciones para una mejor explotación de los recursos naturales, cree en el libre mercado, pero deja muy en claro que la regulación se debe cumplir, apuesta por la educación pública, entiende que a los informales no se les debe perseguir, sino ayudarlos a alcanzar la formalidad, y se compra el pleito a favor del derecho de las minorías. No comparte la mirada monocromática del elenco político que lidera las encuestas y su discurso es conciliador. Por el momento tampoco se le conoce algún cuestionamiento ético o delictivo, lo que en nuestra realidad es poco común.

Su campaña aún no agarra vuelo y el tiempo pasa. Algunos ajustes tendrá que hacer si quiere despegar. Pero en un escenario en el que ninguno de los candidatos que lideran las encuestas le habla al centro político, un discurso como el de Barnechea tiene dónde prender. No parece que otro lo vaya a hacer. Nada está dicho y la campaña real acaba de arrancar.