El mejor operador político que tiene Keiko no es Galarreta ni Becerril; es Alarcón, nuestro inefable Kontralor. Alarcón, acusado de mil cosas, se defiende como gato panza arriba, pero su destitución es inminente, porque no creo que Keiko, por mucho amor que le tenga, vaya a jugarse su futuro político por alguien que no merece ocupar tan importante cargo.

Los audios que dosificadamente saca Alarcón nos recuerdan la época en que Montesinos filmaba y grababa a personajes para luego extorsionarlos.

El último audio, donde se escucha a los exministros Thorne y Vizcarra y al actual premier Zavala, nos demuestra dos cosas: la primera, que Alarcón grababa a personajes que se reunían con él; y la segunda, que el actual premier y los entonces ministros presionaban disimuladamente al Kontralor para sacar a cualquier precio el aeropuerto de Chinchero, y eso en un Estado de Derecho es una herejía.

Por otro lado, Alarcón denuncia a destiempo las presiones que se ejercían sobre él para sacar Chinchero.

Muchos nos preguntamos: ¿por qué no los denunció en el momento en que recibió la presión?

¿Por qué asistió a una reunión convocada por el premier Zavala donde no había agenda propuesta?

Además, ya sabemos que dentro de la Contraloría hay personajes inescrupulosos que deben ser removidos junto con el Kontralor.

El Congreso tiene en sus manos la posibilidad de adecentar la política destituyendo al Kontralor y limpiando la Contraloría. ¿Lo hará?