Con la presencia de varios Jefes de Estado, el 1 de mayo se inauguró la gran Exposición Universal de Milán. Pero el Perú está ausente. El lema de la Expo 2015 -“Alimentar el Planeta”- nos ofrecía una oportunidad excepcional para prestigiar la gastronomía nacional y difundir los mejores productos de nuestra biodiversidad. Uno de ellos es la quinua, cuya “Embajadora” -designada por NN.UU. y la FAO- es nada menos que la Primera Dama Nadine Heredia.

Aprovechando nuestro desinterés, Bolivia ha tenido el mal gusto de presentarse como cuna de la cada día más apreciada quinua, grano que es originario de las culturas preincaicas del antiguo Perú -del que Bolivia formó parte hasta que, poco después de la Independencia nacional, Bolívar la hizo segregar por Sucre-.

Más de 130 países y numerosas organizaciones internacionales están presentes en la capital económica de Italia. Sus pabellones son impactantes y muestran lo mejor de sus culturas. Pero el envidiable patrimonio histórico del Perú está ausente. En la Expo de Osaka, Japón (1970), representé al país como Comisario General cuando la dictadura de Velasco Alvarado hizo el costoso esfuerzo de levantar un modesto pabellón. Esa tradición, que se respetó hasta ahora, ha sido interrumpida precisamente cuando el Perú destaca como destino turístico y su cocina conquista varios continentes.

¿Cómo se explica la decisión absurda de no participar en la “Expo 2015”? ¿Indolencia, ignorancia, distracción, incompetencia, ahorro, conflictos entre burocracias sectoriales? Cualesquiera que sean las causas de esa grave negligencia, la sanción debería ser ejemplar.

Las “Expos” datan del siglo XIX. La de París (1848) dejó como legado nada menos que la Tour Eiffel. Le siguió la de Londres (1862), en pleno apogeo de la Era Victoriana. Por haber hospedado la primera gran exhibición universal, Francia fue elegida como sede del Bureau International des Expositions (BIE), organización con 168 países miembros -el Perú entre ellos. Es probable, por tanto, que la representación ante el BIE corresponda a nuestra Embajada en París.

La participación de cualquier país comporta un esfuerzo complejo, que debe planificarse metódicamente. Objetivo, arquitectura, decoración, financiamiento, marketing, participación pública y privada, logística, organización, etc. ¿Cuál ha sido el sector responsable: MINCETUR, RR.EE., PROMPERÚ? Importa identificarlo porque hemos desaprovechado una oportunidad dorada. La ausencia del Perú en un evento de esa magnitud afecta nuestra imagen y prestigio. Países latinoamericanos tan pobres como Haití han hecho el meritorio esfuerzo de levantar un pabellón que los representa dignamente. Nosotros no.

Tenemos agregados comerciales, económicos y culturales en nuestras misiones diplomáticas. Ellos deben velar y luchar por nuestros intereses. ¿Qué hacen? La ausencia de Milán evidencia que la organización normativa y funcional del Estado no responde a lo que reclama un Perú que quiere despuntar y superar a las naciones con las que compite.