Según el Informe Mundial sobre la Felicidad 2023, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Perú se ubica en el puesto 75 de los países más felices del planeta, es decir a media tabla, aunque a nivel de la región estamos por debajo de Uruguay, Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay, Bolivia y Colombia, superando solo a Venezuela. ¿Qué sucede? ¿Cuál es la explicación para esta posición nada cómoda?

Alguien que ve el gentío que deliró con Grupo 5 por tres noches consecutivas en el Estadio San Marcos podría alegar que ese ranking no se condice con nuestra realidad porque los peruanos bailamos de felicidad, con un motor y motivo que siempre nos ha caracterizado: la superación. Los mismos estadios de fútbol, a pesar de la precaria Liga 1 que tenemos, lucen con harto público gritando los goles y esperanzado en que el país bendito que nos vio nacer volverá al mundial.

Quizá el meollo del asunto para esta ubicación 75 sea que el informe de la ONU hizo las evaluaciones de felicidad contemplando el bienestar económico y varios indicadores sociales de cada país y ahí, lógicamente, deben haber incidido los bajos sueldos, el desempleo, la informalidad, el caótico sistema de salud, la crisis alimentaria y, sin ninguna duda, la desazón política de cada día.

“Una persona es feliz cuando logra la felicidad”, filosofó César Acuña. Más allá de la obviedad, la felicidad implica eso mismo, un esfuerzo, hay que buscarla y protegerla. “La felicidad no es algo prefabricado. Viene de tus propias acciones”, dejó por sentado Dalai Lama. De manera que, mismas Eliminatorias, habrá que mejorar ostensiblemente para subir a los puestos de vanguardia en el próximo ranking.



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