El huracán “Odebrecht” está dejando devastada a la clase política tradicional. El arresto de Félix Moreno, actual gobernador del Callao, ha golpeado aún más al “establishment” político.

Hoy en día el tango “Cambalache” toma más valor cuando dice: “… todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor; no hay aplazao ni escalafón, los inmorales nos han igualao…”.

Con un presidente preso, otro con orden de captura y fugado del país y un tercero con serias acusaciones de corrupción, es muy posible que muy pronto haya más detenidos; lo que implica que los partidos políticos seguirán sufriendo un deterioro natural y solo se rescate a un puñado de políticos honrados.

La juventud, decepcionada, mira la política con asco. Los mejores hombres, sean intelectuales o empresarios, esquivan los cargos públicos, dejando opción a grupos de delincuentes que se disfrazan de políticos para hacerse del botín del Estado.

Dentro de este río revuelto quien gana es sin duda Julio Guzmán, el líder de los moraditos, aquel al que le negaron injustamente su inscripción en las pasadas elecciones, el joven que fue viceministro y que trabajó en el BID, y que cuenta con experiencia y solvencia moral para tentar la Presidencia.

Julio Guzmán será sin duda el candidato más fuerte para el 2021, pues tiene todas las condiciones para ser el próximo Presidente Constitucional de la República.