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La Primera Dama se entromete en temas políticos, una vez más. Al señalar que Keiko Fujimori impulsa la minería ilegal, está dando a entender una clara posición en contra de lo que hace la candidata, cosa que obviamente puede pensar, pero no decir.

Y el verdadero problema es que en Nadine Heredia se juntan en una sola persona el rol de Primera Dama y el rol de presidenta del Partido Nacionalista. ¿Cuál de los dos sombreros usa la Primera Dama el declarar contra las políticas del fujimorismo? No se sabe, ni se puede distinguir.

Por ello, la señora Heredia sabe bien que no debería opinar, pero lo sigue haciendo. El Gobierno en general se entromete en la elección. El Presidente habla de lo que opina en el caso de la reforma policial y el 24x24, y el Premier señala que no quiere hablar del candidato “nonato”, en una clara alusión al hermano de la señora Fujimori.

Todo ello no está bien y, es más, está prohibido. Los funcionarios públicos no pueden, por ley, interferir en campaña, y lo hacen haciendo política. ¿Por qué lo hacen entonces? Porque hay un manto de impunidad en todo lo que viene haciendo el humalismo en una especie de “ya nos vamos, sálvese quien pueda”. Así hoy, como ya están de salida, les perdonamos todos sus pecados, que esperemos sean pocos.

El Gobierno ha sido muy deficiente en la gestión y está saliendo con malas costumbres que lo llevan a no cumplir la ley en estas elecciones. Así se la pasa interfiriendo en labores que no son suyas.

Ojalá acaben ya con las intromisiones y entiendan todos que es mejor ser el garante de elecciones limpias que un actor del mismo cuando está prohibido.