Julio Villafuerte Osambela - Meteorólogo OMM

Llegó la Navidad, el “Niño” nació, pero no fue extraordinario, como lo es Jesús. Se equivocaron los alarmistas, pero tienen excusas: “No tenemos los datos nacionales suficientes para hablar con exactitud”. Y cuando esto sucede, es necesario decir verdades a medias para no quedar mal y al final los peruanos terminamos perjudicados. Tratarán de asociar las lluvias en la sierra central, las lluvias ligeramente superiores en el norte y otros, como un producto del fenómeno El Niño (FEN). Y el negocio está cerrado.

Ya lo dijo Ronald Woodman (único peruano en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos): “El clima de la costa es normalmente aburrido y si no aparece un FEN, el negociante se muere de hambre”.

Actualmente, al otro lado del Pacífico se está formando otra onda Kelvin, pero ahora fría. Estoy seguro de que más de uno, por pretender triunfar solo (o en sus negocios), va a volver a alarmar y decir que viene una Niña y volverán a crear zozobra. Es solo una onda oceánica subsuperficial. Tendrían que existir las condiciones atmosféricas necesarias para poder hablar de un evento frío. Con una tecnología moderna nacional como el SIVAN-PERÚ (proyecto viable del Estado), podríamos transformar la catástrofe en beneficio.

Ojo, por ejemplo, el FEN también afecta a la Amazonía. Tengamos en cuenta que la economía en la selva ha crecido mucho en los FEN (verdaderos) del 82 y 97, pese a que en esa época la zona estaba envuelta en el narcoterrorismo y las plantaciones eran básicamente de coca. Actualmente existe un enorme paquete de inversiones históricas para la Amazonía y desde el último FEN (1997) no existe la protección debida. En nuevo evento de este tipo podría ser bien aprovechado.

Los peruanos bautizamos una variación climática conocida como fenómeno El Niño por llegar en estas fechas. Otros países lo copiaron, mientras los aprovechadores hacen su Navidad. Evitémoslo.

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