Es positivo que ante la denuncia del repugnante espionaje que habrían estado realizando tres miembros de la Marina de Guerra del Perú a favor de Chile, los peruanos nos mostremos unidos dejando de lado las diferencias políticas y exijamos de una buena vez, de comprobarse el hecho, que el país del sur nos dé una explicación satisfactoria al respecto sobre este accionar que, sin duda, va a dañar las relaciones entre dos países que han venido pasando por un excelente momento.

Lo señalo porque cinco años atrás, cuando se descubrió el espionaje a favor de Chile hecho por el suboficial FAP Víctor Ariza, desde Santiago jamás hubo colaboración pese a que fue posible identificar a los “enlaces” de este traidor peruano en el vecino país. Se trataba de militares aparentemente ya en retiro. El tiempo pasó, la cosa se enfrió y desde La Moneda nunca hubo apoyo, explicaciones ni mucho menos un pedido de disculpas.

Es bueno que desde el sur, donde parece que les gusta observarnos mucho a través de espías comprados por unas cuantas monedas, vean al gobierno del presidente Ollanta Humala unido incluso con sus más férreos rivales políticos, los cuales hace poco no acudieron a una reunión para tratar temas del quehacer doméstico. Es que esto es otro asunto. Hablamos de un caso de espionaje que daña la seguridad nacional, ante lo cual nadie debe de mantenerse al margen.

Por eso, sería bueno que el presidente Humala controle bien por estos días a su ministro de Defensa, Pedro Cateriano. Que sus obsesiones con los apristas y fujimoristas las deje para los pleitos internos vía Twitter o el Congreso. Que les dé duro fiel a su estilo, pero que lo haga en el momento pertinente y no ahora, cuando lo que menos debe de interesar es si el espionaje se hizo en el gobierno de Alejandro Toledo, de Alan García o de Humala, sino estar unidos.

Es precisamente esta unión la que debe permitir al gobierno de Humala ser muy firme con la administración de Michelle Bachelet, en cuya primera gestión -recordemos- se “contrató” al traidor Ariza, a fin de exigirle que esclarezca este asunto que podrían traer abajo todos los esfuerzos que ha venido haciendo el Perú para evitar las tensiones generadas por la demanda ante La Haya contra Chile, un país que parece seguir empeñado en prácticas inamistosas que en nada ayudan a la buena vecindad.