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Desde antes de asumir la Presidencia, Pedro Pablo Kuczynski se ha caracterizado por soltar frases que le han traído inmediatos problemas por parte de sus adversarios políticos y opinólogos, y que merecieron una respuesta aclaratoria de parte de sus seguidores e incondicionales, quienes han tratado sin éxito de ser traductores del Mandatario y aclarar que no dijo lo que dijo.

Una de las razones vertidas en su defensa por sus defensores es la imagen de frescura que quiere aparentar ante la opinión pública, quitándose el arnés que portan los políticos tradicionales para reemplazarlo por el nuevo estilo PPK.

Si bien es cierto se necesitan nuevas formas de hacer política, tampoco se trata de utilizar mal el buen humor, el chiste y mostrar chispazos de payaso, que pueden ser luego toda una forma de comportamiento permanente, con el deterioro de la imagen que debe guardar un presidente.

No dudamos de su capacidad intelectual, su gran conocimiento del manejo estatal, sus dotes de economista internacional, ni de su excelente currículum; por lo visto, hasta ahora debemos dudar de sus asesores y de los componentes de su equipo de gobierno, que no lo están ayudando ni asesorando adecuadamente y constituyéndose solo en fans que nunca le dicen no y en seguidores desleales al no decirle lo nocivo que le será más adelante, cuando los problemas se agraven luego de la luna de miel otorgada por los electores y todo esto juegue en su contra.

Finalmente, esperamos una corrección en su estilo y que sus asesores dejen de ser “chicheñores”.

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