Los más perjudicados en esta larga huelga de maestros son sin duda los estudiantes, así se les prometa a los padres de familia que las clases se prolongarán hasta febrero.

El Presidente ya ha hablado claro: a los maestros se les aumenta a S/2 mil mensuales, sean nombrados o contratados, y a pesar de que no es un gran sueldo, por lo menos ya tienen un aumento en sus haberes.

La intransigencia de un sector politizado de maestros, donde claramente podemos divisar a militantes del Movadef y Patria Roja, es notoria; no representan un genuino reclamo sino más pareciera una desestabilización al régimen de turno.

Hay algunas voces que quieren echarse abajo la meritocracia, y eso sí es un despropósito; en una palabra, no es negociable si queremos gradualmente aumentar la calidad de la educación, tan venida a menos en nuestro país.

El incremento del presupuesto en el sector Educación es vital para tener maestros mejores pagados y mayor calidad de la educación; pero a la par hay que separar a aquellos que enseñan doctrinas violentistas a los estudiantes, que dicho sea de paso son una materia prima fácil de moldear.

La anunciada interpelación a la ministra Marilú Martens no soluciona nada. Algunos congresistas harán su show mediático para la platea y los fujimoristas posiblemente la censurarán para tapar el escándalo de Keiko.

¿Pero una interpelación y censura resuelve el problema? No.