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En su intento de captar votos que le permitan ganar las elecciones el 5 de junio, Keiko Fujimori se ha puesto a la zaga de la historia. Y es que ha firmado ante la Coordinadora Cívica Cristiana Pro-Valores, que agrupa asociaciones evangélicas, un compromiso donde acuerda no promover acciones para facilitar los derechos de las parejas del mismo sexo, la adopción por homosexuales y el aborto. Así, ha ido en contra de la evolución de las sociedades.

Durante cientos de años, era aceptado, el avance de las ideas lo vuelve inadmisible. Así se justificó la esclavitud, la colonización y la condición de la mujer como sujeto de propiedad. Hubo una época cuando los indígenas latinoamericanos eran llevados a Europa a ser expuestos en zoológicos humanos.

El pastor Santana, antes de presentar a Fujimori, sostuvo que “hoy se habla de la legalización de la unión civil homosexual, pero luego viene la legalización del crimen, del asesinato, de la drogadicción. (…) No se puede hablar de un derecho cuando se está hablando de una aberración sexual”.

La homosexualidad es considerada un delito en más de 80 países. En India se pena con hasta 10 años de prisión y en Uganda con cadena perpetua en casos de “homosexualidad agravada”. El Estado Islámico la castiga arrojando al vacío a los homosexuales. Y existen quienes, como el pastor Santana, creen que la homosexualidad es una enfermedad, un delito, que puede curarse o que debe castigarse. Y una lideresa que se adhiere a esas ideas.

Felizmente, existen visionarios que entienden que los cambios sociales y culturales deben ser necesariamente impulsados. En México, Uruguay y Argentina ya legalizaron el matrimonio gay. Brasil, Colombia, Ecuador y hasta Chile reconocen la unión civil de parejas homosexuales. Pero en el Perú seguimos discutiendo la unión civil con argumentos dogmáticos. Y los políticos olvidan que, pese a que insistan en aliarse a pastores para ganar el voto disciplinado de los evangélicos, ¡el Perú es un Estado laico!

En el Perú existen ciudadanos gay que han formado familias, que tienen parejas estables y son padres. Esas familias y esos niños tienen los mismos derechos que cualquier otra familia. ¿Por qué se les está privando de ser reconocidos? La ley debe nacer de la realidad, porque de lo contrario es letra muerta, como sostenía Hayek. Quienes pasen a la historia serán aquellos que se adelantaron a su tiempo, no quienes mantuvieron el statu quo por conveniencia.

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