Hasta la saciedad, el gobierno ha sido criticado y se le ha fundamentado con sólidos argumentos la inconveniencia de seguir adelante con la construcción del aeropuerto de Chinchero, en Cusco, por parte del consorcio Kuntur Wasi. Sin embargo, la obstinación que han mostrado hasta ahora los responsables de la lesiva adenda que “viabiliza” la obra es absurda e incomprensible. Lo que se sabe desafía por completo el criterio lógico del costo-beneficio de una inversión. No hay que ser Pitágoras para entenderlo. El Estado invertirá nada menos que 265 millones de dólares y el consorcio Kuntur Wasi 115. La empresa tiene problemas de capital así que el primer aporte de 140 millones de dólares para la remoción de tierras provendrá del bolsillo de todos los peruanos. Además, la ejecución de la asociación público-privada (APP) permite a KW tener la administración del aeropuerto por 40 años. ¿Por qué mejor no se convierte en una obra pública y cargamos con todas las ganancias? Se ha denunciado un lobby gigantesco que el gobierno desestima en la palabra, pero que consolida en los hechos. Ximena Zavala, hermana del premier Fernando, es gerente de Andino Investment Holding, una de las dos patas del consorcio, y hoy Correo muestra una foto elocuente: A Carlos Vargas Loret de Mola, presidente de KW, junto a PPK, Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz en una reunión de agradecimiento a quienes colaboraron en la campaña y antes de empezar la gestión de gobierno. En la cita, participaron personeros y empresarios. Un trazo más a un círculo que también se va cerrando.

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