Si bien la producción de hoja de coca se ha reducido desde el 2007, en el 2014 hubo un incremento significativo de cultivos en Colombia (un 44% con respecto a 2013) que hace que su producción sea mayor que la de Perú y Bolivia en conjunto (69.1 mil ha vs. 42.9 mil y 20.4 mil ha, respectivamente).

Este incremento de la producción de hoja de coca, que significaría un aumento de 52% en la producción de cocaína, se da en un momento muy sensible: (a) los acuerdos de paz con las FARC (grupo subversivo involucrado en el negocio como fuente de ingresos para continuar la guerra) y (b) la suspensión del programa de uso de herbicidas en octubre pasado por la posibilidad de causar cáncer (el programa se inició en el año 2000 y se ha gastado $9 mil millones). Es importante mencionar que los herbicidas no podían ser utilizados en parques nacionales y territorios indígenas, donde hoy se tiene dos tercios de la producción de hoja de coca.

De acuerdo con fuentes de EE.UU., el incremento de hectáreas de coca es que los grupos subversivos han convencido a los campesinos a sembrar más coca en anticipación del acuerdo de paz y el gran programa de sustitución de cultivos que haría el gobierno como parte del acuerdo.

Si se llegara a un acuerdo de paz, no se podría empezar el programa de sustitución de cultivos, pues hay más campos minados que en el propio Afganistán. Por otro lado, los productos sustitutos como el cacao y el café demoran en dar frutos y ¿qué hacemos con millón de colombianos que directa o indirectamente están ligados al negocio?

Solución: el Estado debe establecerse con infraestructura y servicios públicos.