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Para tener una idea de lo que sucederá en Cuba tras la muerte del Fidel Castro, es de lectura obligatoria el libro Después de Fidel (Grupo Editorial Norma, 2006), del exanalista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Brian Latell, quien pasó gran parte de su carrera trabajando sobre lo que ocurría en la isla vecina de Florida, y considera que a lo largo de la historia el papel de Raúl Castro ha sido subestimado por haber estado siempre bajo la sombra del arrollador tirano.

Queda claro que con la muerte de Fidel Castro no sucederá lo que muchos agoreros habían pronosticado a lo largo de décadas, en el sentido de que cuando esto ocurra, a falta de liderazgo en el Palacio de la Revolución, las masas se sublevarían contra el régimen, mientras que los marines desembarcarían en la isla y los portaaviones de los Estados Unidos fondearían en la bahía de La Habana para acabar con lo que quedara de la dictadura.

Desde hace diez años y ante la enfermedad de su hermano, el país es manejado por Raúl Castro, un personaje que, según Latell, no tiene nada de “segundón”, pues afirma que posee gran fortaleza, es competente, tiene capacidad organizativa y en la práctica fue el gran sostén para su hermano Fidel en casi 50 años, pues mientras el líder de la revolución era impulsivo y soltaba ideas al aire, luego su hermano tenía que analizarlas, aterrizarlas, ponerlas en blanco y negro, y llevarlas a la práctica.

Según Latell, un claro ejemplo es lo que hizo Raúl como eterno ministro de las Fuerzas Armadas. Logró armar una institución que por décadas fue el soporte vital de un régimen que salió airoso frente a las amenazas con las que vivió. También fue capaz de poner en práctica un sistema de inteligencia, espionaje y soplonaje considerado entre los “mejores” del mundo. Difícil que un “segundón” haya logrado algo así en medio de una coyuntura tan complicada.

Con todo esto quiero decir que el régimen castrista, por más que no esté Fidel Castro y haya tenido aproximación con Estados Unidos en los últimos años, seguirá por mucho tiempo más con su desastrosa y tiránica revolución y que si habrá cambios, estos serán graduales, pues Raúl y su gente siguen al frente de esa isla de gente maravillosa que lamentablemente continuará, creo yo, padeciendo un régimen jurásico plagado de crímenes, abusos y falta de democracia y libertades.

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