Entre tanta lluvia, tanto huaico y tanta corrupción de Odebrecht, hay un asunto que los limeños no estamos mirando con atención. Se trata de los túneles de la Línea Amarilla, que pasan por debajo del río Rímac. Una fuente relacionada con la obra nos alertó que, durante un año, los ingenieros del proyecto propusieron demoler una parte del túnel por serias fallas en sus estructuras.

Así se demuestra en un documento que publicamos esta semana en Willax TV: un expediente de 37 páginas y 90 fotografías que supone un grave problema de construcción en los túneles; la Línea Amarilla, literalmente, hace agua. Recordemos que en febrero pasado, también en Willax, reportamos filtraciones en estos túneles tras una inspección judicial.

El ingeniero civil Germán Gallardo, uno de los más respetados en su rubro, leyó el documento al que accedimos. “La buena ingeniería es segura. Con factores altos porque detrás está la vida de las personas, la comunidad. Esto (el túnel y toda la obra) se supone que es un beneficio para la comunidad. No debería suponer una trampa mortal”, sostuvo Gallardo.

Así que, al no demoler, Lamsac contrató a la empresa brasileña Pires Giovanetti para reparar las filtraciones. No se siguió la advertencia de los ingenieros. La Municipalidad de Lima no responde a esta denuncia y, según se sabe, andan a toda prisa, pues el alcalde busca inaugurar la obra este año. Todos los retrasos y sobrecostos, los pagaremos con el peaje que firmó Villarán. Lo terrible es que nos entregarán una obra que se parcha antes de inaugurarse y, peor aún, provoca no transitarla por lo mal que se ha hecho.