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El caos, la incertidumbre y las largas colas vividas ayer en los paraderos de las avenidas Javier Prado y Arequipa, causados por la anulación, por parte de la Municipalidad de Lima, de los contratos que autorizaban el servicio de transporte público en esas vías, han traído nuevamente a las primeras planas una de las principales urgencias de la ciudad: reformar nuestro transporte público.

El problema es conocido por todos y el camino para la solución es un consenso entre los expertos, pero pareciera que en la municipalidad están más concentrados en confrontar y rivalizar con la anterior gestión que en asegurar el camino hacia esa solución. Olvidan que el objetivo es mejorar nuestro transporte y modernizar la ciudad, no ver quién es mejor y más eficiente. Luego de más de un año de gobierno de Solidaridad Nacional, no podemos permitir que se siga perdiendo tanto tiempo valioso de funcionarios públicos abocados a culpar a otros de los retos que enfrentan o a dar afirmaciones en un sentido primero para desdecirse después (primero culpan al MEF de la anulación, para luego decir que sí fue la propia municipalidad la que anuló los contratos de los buses. Tras eso, se pasean por medios de comunicación diciendo que todo es culpa del gobierno anterior). En el medio de ese fuego cruzado se encuentran los usuarios, que siguen perdiendo tiempo valioso en colas que no avanzan y en un sistema de transporte que se mantiene atorado esperando medidas concretas para abandonar el caos en el que se encuentra hoy.

Tener la voluntad política es el primer e imprescindible paso lograr cualquier objetivo. El alcalde Castañeda tiene aún tres años por delante que no puede desaprovechar. Que deje la confrontación y ponga a andar la reforma.