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Era un caluroso martes de verano en Ica. Tras 10 días de internamiento en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, M.F.A.M, de 13 años, murió en una camilla de hospital. La muerte cerebral había ocurrido mientras le practicaban una cesárea para dar a luz.

L.C. tenía la misma edad que M.F. cuando, en el 2006, quedó embarazada luego de ser violada sistemáticamente por dos hombres. Abrumada por la impotencia que supone la falta de opciones, la niña se lanzó del techo de su casa para acabar con su vida. No murió, pero se rompió la columna vertebral, y la única forma de impedir que quede discapacitada para siempre era que sea operada de emergencia. Pero los médicos, al descubrir que gestaba, se negaron a operarla. El aborto terapéutico también fue denegado. L.C. tuvo un aborto espontáneo y quedó parapléjica para siempre.

En el Perú, las niñas y adolescentes quedan embarazadas, y bastante. Según cifras del INEI, en el país, cuatro menores de 15 años quedan embarazadas cada día. Sin embargo, las violaciones y la falta de educación sexual -principales causas de los embarazos precoces- no son enemigos fáciles de derrotar en un país donde el conservadurismo reinante está convencido de que hablar de sexo en los colegios generará orgías e incentivará relaciones sexuales prematuras. Ello, a pesar de que existe amplia evidencia a nivel internacional de que la falta de educación sexual genera mayor cantidad de embarazos adolescentes, así como de que la educación basada únicamente en abstinencia no impide el inicio prematuro de las relaciones sexuales.

Me dan pena las niñas peruanas, porque viven en un país donde si las violan no pueden abortar, así el embarazo suponga un riesgo que no se buscaron. Donde, además, nadie les explicó cómo cuidarse de un embarazo, porque el sexo es tema de adultos. Y donde, si producto de dicha ignorancia -que no es culpa suya- quedan embarazadas, deben dar a luz poniendo en peligro su vida.

La repartición gratuita del anticonceptivo oral de emergencia podría marcar un antes y un después en la trágica situación del embarazo adolescente en el Perú, pero solo si esta viene acompañada con abundante información acerca de su existencia y sobre cómo acceder a ella. Algo que, lamentablemente, más de un grupo intentará sabotear.

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