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Hace unos días, por una excelente iniciativa del cardenal Cipriani, se reunieron el presidente de la República y la presidenta de Fuerza Popular, demostrando que existen intenciones de escucharse y tolerarse mutuamente para lograr la unidad del pueblo peruano. El Gobierno, con buen criterio, ha ampliado dicho diálogo con las demás fuerzas políticas. Muchos “agoreros” y “podridos” de inmediato se pusieron a criticar estos esfuerzos, poniendo por delante sus intereses particulares y mostrando su indeclinable deseo de seguir buscando la división de los peruanos y seguir lucrando con consultorías y publicidad. Estos falsos profetas, que siempre restan y dividen en lugar de sumar y multiplicar, son los que históricamente han buscado frenar el desarrollo del país en base a confrontaciones inútiles y ataques perversos a la dignidad de los oponentes sin contemplación alguna. Estos “incendiados” quieren hacer del país una gran fogata con mentiras y ambigüedades.

Para que triunfen los podridos e incendiados debe existir una actitud permisiva de los “congelados”, de allí que es momento para cambiar de actitud y apostar decididamente por la unidad. El luchar por la unidad no significa poner de lado nuestros puntos de vista. Discrepancias van a haber siempre. Es todo lo contrario: debemos discutir y determinar quién tiene la razón y acabar con estos podridos, congelados e incendiados, enemigos del porvenir, como lo señalaba el doctor Jorge Basadre.

Felicitemos a PPK y KF y también a nuestro Cardenal. Ya era hora de que prime el buen criterio y buenas razones para lograr el bienestar de todos los peruanos.