Muchos peruanos teníamos la esperanza de que este 28 de julio fuera un nuevo inicio para el gobierno de PPK, pero todo parece indicar que la realidad política no tendrá muchos cambios y que continuaremos con la misma dinámica del primer año de gobierno.Tanto el discurso presidencial como los cambios en el gabinete nos muestran una voluntad clara del gobierno de continuar con la misma línea política. Un gabinete técnico que si bien ha demostrado gran eficiencia en la ejecución de planes durante momentos complicados, como la emergencia por El Niño costero, ha tenido en general serias dificultades al enfrentar los retos que le ha puesto el Congreso y la oposición; sin embargo, es muy positivo el foco que ha puesto el Gobierno en la ejecución del gasto público. Esperemos que este realmente modifique las expectativas para lograr incrementar la inversión privada y el consumo - cambios que tanto los empresarios como la población en general podrían comenzar a percibir a partir del segundo semestre de este año. Y ojalá que estas buenas intenciones no se vean frustradas por algún evento extraordinario.Por otra parte, la elección de Luis Galarreta como presidente del Congreso no hace otra cosa que reafirmar la voluntad de Fuerza Popular de continuar con el control político, probablemente de manera más radical que durante la presidencia de su antecesora, Luz Salgado, pero además esta elección también reafirma la renovación política del fujimorismo dentro de FP, y el respaldo a su lideresa, Keiko Fujimori, dando un claro mensaje a Kenji, quien no sabemos si seguirá promoviendo su acercamiento/respaldo al Gobierno con el objetivo de lograr indultar a su padre, y si este proceder tendrá algún respaldo de su bancada, Fuerza Popular.Como vemos, pareciera que tanto el Gobierno como la oposición se atrincheran una vez más en sus posiciones. Parece que se preparan para enfrentar un segundo año de gobierno en el que no encontramos razones suficientes para ser optimistas. Pensamos que la economía podría estar mejor; sin embargo, la continua confrontación entre el Gobierno y la oposición no ayuda -al menos por el momento, a que la población en general piense positivamente y con esperanza en el largo plazo.