Los problemas de definición parecen que aquejan a la señora Verónika Mendoza. Tiene problemas en definirse porque trata de ocultar lo que realmente piensa, o quizás no tiene ideas que proponer.

Preguntada en el semanario de César Hildebrandt por cuál sería su referente a nivel regional, la candidata de la izquierda responde: “Yo me siento más identificada con Evo… a pesar de que también tengo críticas a su gestión, por ejemplo que haya persistido en el extractivismo a costa de alejarse de los pueblos indígenas”. Es decir, critica el modelo económico boliviano que lo ha hecho crecer a cifras superiores al promedio regional. Entonces con qué se queda del gobierno de Evo, ¿con el caudillismo? Tampoco con eso, porque posteriormente en la misma entrevista cuestionara el caudillismo del presidente boliviano, que pretende perennizarse en el poder.

En Bolivia se ha apostado por un capitalismo de Estado. Ha promovido la presencia estatal en la economía, fundamentalmente en la minería y petróleo. Lo explica el domingo en La República el ministro de Economía boliviano: “Generamos excedentes económicos con los recursos naturales, los cuales son manejados por el Estado que los redistribuye, a través de inversión, para fomentar una Bolivia industrializada”.

Es decir, la diversificación económica está basada en la extracción de los recursos naturales, en la minería, el gas y el petróleo. De igual manera, explica el ministro boliviano, en ellos están sustentados los programas sociales.

La señora Mendoza parece no tener referentes. Ni Venezuela, ni Bolivia. Obviamente tampoco Brasil. No tiene ideas económicas claras, como no las tiene sobre la democracia. Estamos advertidos.