La destemplada intervención de la esposa del Presidente el pasado lunes en Canal N nos muestra el alterado estado en que se encuentra quien era considerada la persona más poderosa del país. Reclamar públicamente a un canal de televisión para exigir que se deje de transmitir información sobre ella y se haga sobre políticos de la oposición nos muestra el talante autoritario de la señora Heredia. Nos advierte también de aquellos que disciplinadamente acatando sus órdenes se dedican a cuestionar a los líderes de oposición y a tratar con amabilidad a la señora Heredia.

Poco a poco se va ratificando todo lo denunciado por el programa Panorama. La señora Heredia ha debido reconocer que las agendas son suyas. Al decir que no es necesaria la prueba grafotécnica está tácitamente reconociendo que todas las partes de las agendas hechas públicas cuentan con su aval. El lunes se confirmó que la “Flor” a la que las agendas le asignaban millones no era otra que la propia suegra del Presidente de la República.

Desde el 2006, Ollanta Humala y su esposa lideraban un partido político que hacía oposición a un gobierno democrático, financiados -tal como lo dicen las agendas- por la dictadura chavista. ¿Pueden seguir diciendo la señora Heredia y sus sobones que son asuntos privados? Y si en 2006, como oposición, fueron funcionales al chavismo, desde el 2011 lo fueron de manera escandalosa cuando sometieron la política internacional peruana a la voluntad del chavismo, afectando a nuestra soberanía.

La aventura de los Humala Heredia está por terminar. Y con ese final conoceremos cómo y con quiénes disfrutaron del poder. Todo tiene su final, nada dura para siempre.