Durante el quinquenio de Humala se desarrolló una errática política curricular con gran profusión de documentos: marco del sistema curricular (3 versiones), rutas de aprendizaje, mapas de progreso, aprendizajes fundamentales y hasta autopistas de aprendizaje. A lo que se agregó una modificación del DCN 2009 con cambios en marzo de 2015. Todo generó mucha confusión en el magisterio.

En este contexto, el exministro Saavedra inició a fines de octubre de 2015 un nuevo proceso que ha traído consigo la aprobación en junio de 2016 de los fundamentos del nuevo Currículo Nacional (CN) para los colegios; y recién a fines de diciembre del año pasado sus contenidos curriculares para inicial, primaria y secundaria. La idea del Minedu era generalizarlo este año en 106 mil instituciones y programas de todo el Perú. Ante las críticas, aún vigentes, con respecto a su viabilidad y solvencia técnica, amplios actores educativos recomendaron que el 2017 solo se valide en un plan piloto y se hicieran las mejoras respectivas. Una razón importante, que todavía subsiste, es que no había un plan de implementación con los directores y docentes.

Ante estos pedidos, el sector decidió aplicarlo solo en las escuelas de primaria de los ámbitos urbanos, definiendo una focalización en alrededor de 3500 escuelas. Si bien esta decisión no es la más conveniente, es un avance.

Estoy seguro de que la ministra Martens tomará las acciones para que este plan focalizado permita ver las debilidades y fortalezas del CN. Pero, sobre todo, para que a la luz de su seguimiento, y de las sugerencias de los maestros y especialistas con experiencia escolar, sea mejorado. Y luego de incorporadas las modificaciones, generalizarlo.

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