El discurso de despedida del Presidente, que dejará el poder el año próximo, cosechó poco entusiasmo ciudadano. Se escuchó con asombro el inventario parcial de obras por concluir, proyectos que esperan, ideas que ya maduran y otras que no se mencionan porque a nadie se le ocurrieron.

El balance acumuló cifras y millones de soles, aunque probablemente muchos de ellos no existan más que en la fantasía del orador o tal vez en la mente de su esposa, acostumbrada a muy altos costos…

Dos temas básicos se le escaparon como conejos asustados: no hubo propuestas para la coyuntura económica (crecimiento económico, inversión privada, desarrollo minero y mayor oferta de trabajo), ni se supo cómo sería una verdadera lucha contra la delincuencia. Hemos lamentado que no se dijera “cómo atrapar” al sicario al que se le acumulan 25 años de cárcel.

Finalmente, un anuncio triunfal. En el renglón de la floreciente narco-economía de nuestro país -la que sabemos sustenta violencia, sicariato y terrorismo- afirmó contundente el señor Humala: “El narcotráfico ya no es un poder paralelo en el Vraem”…

¿Será que como somos el primer productor mundial de hoja de coca, y de cocaína de alta pureza, la droga ha encimado al Estado y no es “paralela” sino superior?

En fin, discurso de “mucho hueco y poco botón” para cerrar el último año de mandato.