Las denuncias del congresista Omar Chehade, una vez expulsado de la bancada oficialista, aparecen como la liberación de quien ha estado secuestrado y grita su libertad y acusa a sus secuestradores. Chehade busca venganza, al ver que no pudo tener el protagonismo que esperaba e identificar en la esposa del Presidente a la persona responsable de ello.

Pero ninguna de sus afirmaciones trae alguna novedad. Reiteran lo que los peruanos ya conocíamos. Buscan ser escandalosas, llamar la atención. ¿Pero le tomó más de cuatro años darse cuenta de lo que sucedía en Palacio de Gobierno?

Los primeros responsables en esta situación son los ministros de Estado que han tolerado esta situación desde el inicio. Son varios los exprimeros ministros que públicamente se han quejado de las intromisiones de la esposa del Presidente. Pero mientras hay algunos que se quejan y terminan fuera del puesto, hay otros que se callan y se escudan tras un supuesto escudo de tecnócrata.

Responsables son también los miembros de la oposición, que se han quejado, han denunciado, pero no han hecho nada para evitarlo. Recién hace pocas semanas, el congresista Galarreta ha reclamado por escrito por las participaciones públicas de la señora Heredia en ceremonias del Estado. Pero han tenido que pasar cuatro años para que ello suceda. Ni cuando fue evidente la intromisión de la esposa del Presidente en la salida del entonces premier César Villanueva, la oposición tuvo el valor de enfrentar el problema.

Los que no parecen responsables son los congresistas oficialistas. En su mayoría, gente intrascendente que existe gracias a su relación con la familia Humala Heredia. Los que se fueron temprano, lo hicieron por dignidad, los que se quedan hasta el final, es porque fuera del humalismo se extinguen.