Vaya, por fin reaccionó el JEE, pues ya tenía al país en vilo, tanto así que comenzaban a correr rumores nada buenos para la estabilidad democrática del país. Ya era hora de que las instituciones a cargo del proceso electoral se pusieran los pantalones largos y aplicaran la ley con el rigor requerido. Con todo ello, el tiempo que se han tomado ha sido ciertamente excesivo. Creemos que pudieron resolver con más prontitud y no hubieran dado pie con ello a actitudes disconformes ni exageraciones, pues con la demora para actuar generaron una serie de expectativas en las agrupaciones políticas involucradas, y especialmente en sus líderes, que vieron truncadas sus aspiraciones el viernes pasado. Ahora bien, los únicos responsables aquí son los propios partidos políticos, sus autoridades y sus candidatos, que en un caso (el de Guzmán) no cumplieron con los mandatos de la ley y por lo tanto un grupo político no podía pasar como “preferido” con relación a los otros partidos que hicieron todos sus trámites de acuerdo a ley.

En el caso de Acuña, existen tantos motivos por los cuales descalificar esa candidatura que era evidente que el Jurado no podía actuar de otra forma. Ahora bien, lo que llama sumamente la atención sobre el candidato Guzmán es la declaración del presidente García a este respecto: “Es infantil echarle la culpa a otros de la improvisación, el desorden y la confusión de su partida de inscripción”, la cual suscribo absolutamente. Cómo este personaje esperaba ser el presidente del Perú si un evento de esta naturaleza lo hace actuar sin control y perder la brújula, manifestando así que estamos frente a un fraude.