La reconstrucción se viene. Pero debe hacerse de forma idónea. ¿Qué significa eso? Lo más difícil. Por ahora lo más sencillo es definir de dónde sale el dinero. Eso está. La ley de Reconstrucción con Cambio ya se aprobó con algunas modificaciones que, esperemos, no traben este proceso. Démosle el beneficio de la duda al Ejecutivo que buscará a los mejores para reconstruir. Claro, estos “mejores” deberán tener la valentía de arriesgarse a que por el resto de sus vidas, con culpa o sin ella, les achaquen los problemas de las obras.

El país debe reconstruirse. Usemos como ejemplo a Piura. Una región pujante con un gobernador trabajador e inteligente que tiene mucha llegada con el Ejecutivo y con el Congreso gracias a su buena reputación. Tiene así las puertas abiertas para ser el primero a quien apoyen para reconstruir. Pero, ¿tiene Piura los estudios necesarios para canalizar sus ríos y que no se vuelvan a desbordar?, ¿tiene algo técnico que soporte cómo deben planificarse las partes de la ciudad que fue devastada por las inundaciones? ¿Qué planeamiento urbanístico se llevará a cabo para tener ciudades sostenibles que permitan a la agricultura convivir con la industria y la conciencia ambiental que debe existir? El Fondo Verde, de cooperación internacional está esperando que presentemos proyectos para apoyarnos. El Embajador del Agua, de los Países Bajos, Henk Ovink, acaba de estar en Perú sobrevolando Piura a fin, obviamente, de apoyarla con conocimientos técnicos, pues viene de trabajar con Obama en la reconstrucción de Nueva York luego de los efectos del huracán Sandy.

Ayuda mundial existe, pero tenemos que organizarnos. Ese es la tarea.