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No había quién no hable de ello. Era un miércoles normal, hasta que Facebook, WhatsApp e Instagram empezaron a comportarse extraño. En cuestión de horas, las fallas a nivel global en tres de las redes sociales más concurridas eran noticia mundial.

Y no es para menos. Hoy, las redes sociales no solo tienen un rol fundamental en nuestras comunicaciones, sino que, en gran medida, moldean cómo nos relacionamos en sociedad. Las reflexiones sobre esto último, como era obvio, no se hicieron esperar y, con estas, ese pesimismo que se asoma cuando hablamos de progreso y tecnología -tantas veces representada como la raíz de lo malévolo en las películas de ciencia ficción- cobró protagonismo.

¿Nos ha arruinado, realmente, la tecnología?

Si hablamos del desarrollo tecnológico, en general, en nuestras vidas basta con ver las cifras para evaluar su impacto: la evidencia demuestra que la tecnología ha disminuido sustancialmente las cifras de mortalidad, y ha incidido positivamente en salud, educación y libertad de expresión e información, por mencionar algunos aspectos. Por otro lado, en el 2017, un estudio del prestigioso Pew Research Center y la Universidad Rutgers encontró que los usuarios frecuentes de internet y redes sociales no tienen mayores niveles de estrés que aquellos que no las usan tanto. Incluso, en el caso de las mujeres, aquellas que utilizan frecuentemente las redes mostraron menores niveles de estrés que aquellas que no. Si es así, ¿por qué tendemos a reprochar la tecnología?

En su libro “En defensa de la ilustración”, el psicólogo Steven Pinker atribuye este pesimismo a un proceso psicológico llamado “heurística de disponibilidad”. Según este, al momento de evaluar un tema, solemos darle más peso del que realmente tienen a ejemplos recientes. Así, cuando evaluamos el rol de la tecnología en nuestras vidas, señalamos con decepción y preocupación el hecho de que las personas miren su teléfono al momento de comer en lugar de mirarse a los ojos, o que los asistentes a un concierto decidan grabarlo en lugar de disfrutarlo. Luego, tomamos ejemplos como esos -sin duda, criticables- como hechos que representan el rol que tiene la tecnología en la sociedad. La pregunta es: ¿realmente ese es el efecto principal de las redes sociales en nuestras vidas?

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