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A lo largo de la historia del Perú, han habido singulares intentos de regionalización y se ha avanzado bastante en cuanto a la descentralización. Sin embargo, podemos decir que no se ha completado la tarea al fracasar el intento de regionalización y la descentralización ha sido un fiasco. En cuanto a la descentralización, se transfirieron facultades donde no existían capacidades ni recursos, mientras el Ejecutivo perdía dichas atribuciones. En resumen, ninguno de los dos estamentos hacían la tarea. El nuevo Congreso debería modificar esta ley, adecuándola a la realidad existente y no poniendo parches a la anterior. Esta será una tarea muy difícil y que requerirá una estrecha relación con los gobiernos regionales y locales para evitar conflictos.

En la regionalización, a la luz de los resultados del último referéndum, se debe tener en cuenta la idiosincrasia de los pueblos. Estos no desean uniones de departamentos, en organizaciones político-administrativas, sino simplemente alianzas estratégicas económicas que les permitan solucionar sus problemas de manera conjunta entre dos o más regiones con intereses comunes.

La Ley de Regionalización vigente contempla las Juntas de Coordinación Interregional. Este debería ser el espacio para solucionar problemas que involucren a dos o más regiones, sin la necesidad de formar macrorregiones. Inicialmente, ninguna región querrá desarticular su burocracia; sin embargo, conforme se vayan solucionando sus problemas mayores, con los fondos presupuestales y del canon disponibles, por voluntad propia caminarán hacia su reestructuración administrativa.