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Vamos a llegar al año y medio de gestión del alcalde de Trujillo, Elidio Espinoza, y ya un grupo de ciudadanos ha comprado un kit de revocatoria para recolectar las 200 mil firmas requeridas y pedir su vacancia el próximo año.

El principal problema de la autoridad municipal es que no muestra indicios de una administración eficiente y, encima, tiene un juicio en cual la Fiscalía pide cadena perpetua por comandar el supuesto “Escuadrón de la Muerte” contra el hampa.

En este lapso del gobierno edil hubo más de medio centenar de movidas a nivel de funcionarios. Nada extraño para una nueva gestión, si no fuera porque estos cambios correspondían al mismo personal que la administración de Elidio Espinoza confío en los primeros meses al mando de la Municipalidad de Trujillo.

La fortaleza de Elidio Espinoza era su origen policial, la firmeza con la que hablaba para acabar con la inseguridad ciudadana y su fama de cuco de los delincuentes. Un policía en la cabeza de una importante ciudad parecía la solución. Tal como ocurre con el comandante Ollanta Humala en la Presidencia, en este delicado tema social no aparece la mano fuerte.

Bueno, al margen de lo que esperaban los trujillanos con el cuidado de su integridad, la gestión municipal tampoco es un ejemplo de eficacia a la hora de la limpieza. Elidio Espinoza ha descuidado un punto clave y sensible para los pobladores: el servicio encargado de la higiene pública y del mantenimiento de los parques y jardines. La acumulación de basura en diferentes puntos de la capital de la región contamina, además, al gobierno edil.

Por todo eso, el coronel en retiro tiene un duro reto de revertir la poca credibilidad que le queda frente a los ciudadanos antes de entrar a su tercer año de gobierno, recuperando el ornato de esta ciudad colonial y proponiendo planes de seguridad ciudadana.