Una encuesta en diciembre daba cuenta que más del 30% de los encuestados requería de una mayor presencia del Estado en la economía. En enero, otra encuesta reconocía que sobre el 35% de los encuestados estaban dispuestos a votar por un plan como el de la Gran Transformación, que propuso el nacionalismo en el 2011.

Había pues un sector de la población que buscaba representación. Barnechea con inteligencia propuso algunos temas que llamaron la atención, que se diferenciaron del discurso monocorde de la derecha y que plantearon una agenda progresista. La derecha empresarial recluida en la Confiep y sus voceros periodísticos saltaron hasta el techo, y buscaron destruir al candidato. Los pulpines, que dirigen un importante diario nacional, llegaron a decir que no podía ser Presidente alguien cuya biblioteca era de mayor dimensión que las casas de los pobladores cuyo voto se buscaba. Exageraron cada error. Que no se discuta sobre los contratos del gas, sino sobre el sombrero y el chicharrón.

Y entonces posibilitaron la aparición de una candidata de izquierda radical, la misma que plantea una nueva Constitución y un abandono de la minería. Y entonces la derecha torpe vuelve a asustarse.

El debate del domingo permitió conocer el carácter de los candidatos. Barnechea pidió disculpas y volvió a replantear su modelo de sociedad de bienestar. PPK con las justas pudo leer unas cuantas líneas y Keiko Fujimori se comprometió a respetar la ley. Verónika Mendoza con claridad plantea su esquema radical basado en una nueva Constitución.

Este domingo te toca a ti escoger quién te plantea un nuevo ideal, una nueva sociedad, dentro de la democracia y el orden fiscal. Escoge bien, escoge pensando en el futuro.