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Semejante mano le han metido al Proyecto Especial Chinecas en la región Áncash. Como era de esperarse, ha sido el gobernador regional Waldo Ríos, quien ha permitido que 1040 hectáreas agrícolas sean destinadas a un programa de viviendas, pese a que la Ley 29446, dictada durante el gobierno de Alan García, lo impide.

Pero Waldo Ríos no ha actuado solo, sino que ha sido incentivado por el alcalde de Nuevo Chimbote, Valentín Fernández. Si bien, el motivo es aplacar la demanda de casas en la zona, lo que ha originado invasiones por parte de -en su mayoría- población inmigrante de la sierra, nada justifica el uso indebido de terrenos de todos los ancashinos.

Todavía tengo el recuerdo fresco de la lucha de los ancashinos para que Chinecas, el proyecto agroindustrial que sigue en el vientre, pase a ser manejado por el gobierno regional, cuyo presidente de ese entonces era el inefable César Álvarez. Y así fue.

Lo que no se entiende es cómo estas tierras que deben ser exclusivamente para el sector agrícola, lo que impulsará el desarrollo de la región, ahora se transformen en lotes de adobe, quincha y ladrillo. Esto, sin duda, puede ser el inicio de una frustración mayor, el no ver realizado nunca el proyecto.

Hace un par de meses conversé con el burgomaestre de Nuevo Chimbote y me comentó la problemática de las invasiones, que podían ascender a casi un centenar. Aunque su dolor de cabeza era aceptable por ser un problema social, nunca comentó que su plan era solicitar tierras de Chinecas para dicha gente.

Ahora que todo se conoce, hace bien el congresista Carlos Domínguez en demandar ante el fiscal de la Nación a Waldo Ríos, como titular de Chinecas, por ser el instigador de los delitos de abuso de autoridad, usurpación de la propiedad y tráfico de terrenos.