El libro póstumo de Álvaro Becerra “Yo ministro. 1984 - 1985 Testimonio de buen Gobierno” es un aporte a la historia política del Perú de fines del siglo XX. En el prólogo, Raúl Diez Canseco Terry escribió: “Amable lector: no con el afán de sumar granizo sobre mojado, sino con el noble propósito de entender al Perú, sus incógnitas y posibilidades, la narración que nos hace Álvaro Becerra es un extraordinario aporte de un ministro que se puso el overol para sacar adelante su sector, visitando empresas y resolviendo sobre la marcha conflictos y tribulaciones empresariales. De allí que su testimonio en líneas y entrelineas, en textos y contextos, develan secretos de poder, cuestiones de Estado, así como también la imagen nítida de un estadista que lidió contra la marea y el viento y que supo sacar adelante a su país, el presidente Fernando Belaunde Terry”.

Un testimonio que en líneas muy directas y en contextos claramente definidos se refiere a la estratagema para sacar del Ministerio de Economía a Carlos Rodríguez Pastor.

Cuando se reunió el Presidente Belaunde Terry con Álvaro Becerra para proponerle que sea ministro de Economía sucedió lo siguiente: “El presidente continuó el diálogo con palabras elogiosas para mí y súbitamente manifestó que le sería necesario tenerme cuanto antes en el gabinete porque pensaba cambiar próximamente al ministro Carlos Rodríguez Pastor, y que le gustaría que ocupara el cargo que este dejaría”. Álvaro no aceptó la cartera de Economía, pero se puso a disposición del presidente y le dijo que “contará conmigo si juzgara conveniente”. El autor de este libro continúa con este valioso testimonio: “Entre tanto se había producido en Lima el llamado caso Blacker. Existían discrepancias

entre Augusto Blacker y el ministro de Economía desde hacía tiempo atrás por el manejo externo de la deuda. Finalmente, Carlos Rodríguez Pastor había emitido una Resolución Suprema aceptando la renuncia de Blacker, dimisión que nunca había sido presentada. El aludido amenazaba con hacer un escándalo, asunto que por lo demás había trascendido a la opinión pública”, Álvaro Becerra empezó una serie de reuniones para desarrollar una política económica alternativa a la del ministro de Economía. En relación a estas reuniones escribió sin eufemismos lo siguiente: “Analizamos la Carta de compromiso y el Memorándum de Intención presentado por el Perú al Fondo Monetario Internacional. Leer estos documentos fue lo que finalmente desencadenó nuestra reacción e intereses en profundizar en la búsqueda de una alternativa válida. Los conceptos y los planteamientos de ambos textos reflejaban que se mantenían los supuestos centrales que habían venido definiendo la economía desde junio de 1982, el principal de los cuales es que la inflación es generada fundamentalmente por un exceso de demanda interna. En base a este supuesto, los documentos contenían un conjunto de medidas encomendadas a reducirla, lo que implicaba la profundización de la recesión de la economía peruana. En realidad no existía ningún indicador económico que avalara tal supuesto, dado que los niveles de ingreso real de la población venían disminuyendo en los últimos años, reduciendo el gasto gubernamental y la oferta monetaria se había restringido proporcionalmente”. Esta posición frente a la política económica del gobierno era compartida por muchos ministros discrepantes y disconformes con el ministro de Economía, Carlos Rodríguez Pastor, antes que Álvaro Becerra Jurara como ministro. Refiriéndose a estos y otros miembros y asesores del gobierno, Becerra Sotero escribió: “Casi todos éramos partidarios de enfrentarlo

públicamente con Carlos Rodríguez Pastor como medio y modo de acelerar su renuncia. Raúl Diez Canseco nos narra la situación en esos años: “Cuando mi amigo Álvaro Becerra fue ministro, eran tiempos de permanentes turbulencias políticas derivadas del conflicto bélico de la Cordillera del Cóndor, la violencia subversiva, la crisis de la deuda externa y sobre todo por las secuelas del fenómeno de El Niño de 1983 que produjo la pérdida de más del 10% del PBI nacional”. En estas circunstancias, Álvaro narra lo siguiente: “A mediados de marzo, me buscaron Hurtado y Correa y me comunicaron que se había producido la renuncia de Carlos Rodríguez Pastor”. Luego continúa: “En la tarde del siguiente día nombraron a José Benavides como nuevo ministro de Economía. Entonces tuvimos la firme esperanza de que se aplicase nuestro programa”. Álvaro nos recuerda que: “al renunciar Carlos Rodríguez Pastor al Ministerio de Economía con el desagrado del entonces primer ministro Fernando Schwalb, de quien era hombre de gran confianza, este último decide apartarse del premeriato y de la cartera de Relaciones Exteriores. En este clima de tensión política, Álvaro Becerra Sotero juró como ministro de Industrias, Turismo e Integración. A los pocos días, nombró como viceministro de Turismo a Raúl Diez Canseco Terry. Esta breve reseña de este libro testimonial solo puede terminar con sus propias palabras: “Relato las cosas como yo las he vivido y he sentido, y tal como las he pensado y ejecutado. Al fin y al cabo, este es el testimonio de una persona que no tiene otro mérito que el de haber creído en su propia honestidad”.