La justicia demora para Jhinna Pinchi
La justicia demora para Jhinna Pinchi

Jhinna Pinchi Calampa, una joven tarapotina que buscaba un trabajo mejor remunerado para poder ayudar a su familia, aceptó la propuesta que le hizo un travesti de su tierra natal para venir a Piura a laborar como anfitriona, sin pensar que su vida se convertiría en un verdadero infierno.

PESADILLA

Cuando estuvo lejos de su familia y de sus amigos empezó su pesadilla, porque el travesti que la introduciría en el mundo del anfitrionaje terminó entregándola al dueño del night club La Noche. En dicho lugar, su cuerpo era tratado como una mercancía que era "vendida" una y otra vez a los que buscaban satisfacer sus apetitos sexuales.

Royser del Castillo, más conocido en su ciudad como "Dayan Nicol", es un peluquero que dice manejar el negocio de anfitrionas y fue el responsable de trasladar desde Tarapoto a Jhinna. El receptor en Piura de la joven tarapotina fue Carlos Chávez Montenegro, propietario del night club La Noche.

LE DICEN AKIRA

Jhinna Pinchi, conocida en el night club como Akira, relató que fueron casi tres años viviendo una pesadilla, tiempo durante el cual pasó por manos de mucha gente con poder, entre los que figuraban fiscales y policías.

"También fui violada por el dueño. No tenía salida a ningún lugar. Todas las chicas éramos acosadas por el administrador, por el cajero. Nos exigían bailar y quedarnos desnudas", confesó Jhinna en varias oportunidades.

DEUDA

Jhinna denunció públicamente que desde un inicio Carlos Chávez Montenegro le dijo que tenía una deuda con él y que debía pagarle el pasaje de Tarapoto a Piura, el cuarto donde había dormido, lo que había comido y el baño que había usado.

En conclusión, era una deuda que nunca la terminaba de pagar porque por la habitación le cobraban 30 soles, por un agua mineral 3.5 soles, 2 soles por un cigarrillo, 25 soles por usar el ambiente donde se cambiaba la ropa en las noches, 45 soles semanales de comida, entre otras cosas.

Pinchi Calampa también confesó que la obligaron a trabajar hasta los cinco meses de embarazo, y cuando dio a luz le quitaron a su hija, pero después la logró recuperar.

VIOLADA

Cuando Jhinna llevó a su hija a un médico legista se dio cuenta que no tenía el himen, con lo cual dedujo que también había sido violada. Eso la indignó tanto que decidió dar la cara y denunciar públicamente a todos los que le habían hecho eso.

La primera semana de agosto, el fiscal Jhon Meléndez solicitó 35 años de cárcel para el dueño del night club La Noche, como presunto autor de los delitos de trata de personas agravada, proxenetismo agravado y rufianismo agravado.

MUY LENTO

Desde ese entonces ha pasado más de un mes, y hasta ayer, el expediente Nº 1815- 2010 no podía avanzar porque aún están notificando a los implicados la acusación que les hizo el fiscal.

Una vez que sean debidamente informados tienen 10 días para cuestionar la acusación del fiscal. Después que se cumpla dicho plazo, el juzgado citará a una audiencia de control de acusación, en la cual el juez decidirá si pasa a juicio oral o si archiva el caso.

EL ÚNICO

Desde julio de 2010, fecha en que Jhinna Pinchi decidió denunciar el infierno que vivió, Correo fue el único medido de Piura que ha investigado y ha a seguido de cerca este caso de trata de personas.

Ahora que el caso ya está en el Poder Judicial, seguiremos vigilando para que no haya ningún sospechoso entrampamiento.

DATO

La trata de personas consiste en la captación, transporte, traslado, o recepción de personas recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza, rapto, engaño, fraude, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, con fines de explotación sexual, laboral o de otra índole.

No te dejes engañar

El método que usaron para captar a Jhinna Pinchi es sólo uno de los varios que existen.

Otra modalidad de reclutar personas es a través de las agencias de empleos formales, mediante las cuales escogen a las más bellas para sacarlas del país o llevarlas a alguna región lejana de su zona de origen.

El "Padrinazgo" también es otra forma de trata, y consiste en la entrega voluntaria de un menor con la falsa promesa de mejorarle la calidad de vida y de educación; pero terminan explotándolos.