Algunos niños la llaman madre por sus cuidados y es que los atiende de manera personalizada con mucho amor y disciplina.
Algunos niños la llaman madre por sus cuidados y es que los atiende de manera personalizada con mucho amor y disciplina.

Este domingo, Lindsay Edith Taipe Peña celebra por primera vez el Día de la Madre siendo ya progenitora. Y si bien se ha convertido en madre de una preciosa niña, varios de los pequeños pacientes del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja, ya le llamaban “mamá”, por su cercanía, cuidado, atención y cariño que les prodiga.

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Lindsay Edith Taipe, natural de Huamanga (Ayacucho) es enfermera y desde el 2014 se dedica a la atención de los niños con cáncer en el Área de Clínica de Día del Servicio de Hematología del mencionado establecimiento de salud.

Sin embargo, la vida de Lindsay no siempre ha sido plena como lo es hoy junto a su pareja y pequeña. Antes ha pasado por el sabor amargo e indescriptible de perder a una madre, quien también era enfermera. Luego tuvo que superar con fortaleza la partida de su padre.

A su madre se la llevó el cáncer y fue precisamente este episodio lo que motivó que ella se especialice en Enfermería Oncológica. “Empecé hacer la especialidad por esa razón. Mi madre fallece en 2010, justamente cuando yo acababa la carrera de enfermería en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Es por eso que yo decido venir a Lima a estudiar la especialidad para atender a pacientes con cáncer, básicamente por la experiencia que pasé con lo de mi mamá”, refiere a Diario Correo.

“Aquella vez no tenía los conocimientos de cómo cuidar ni cómo atender a un paciente con cáncer y todo lo que repercute esa enfermedad. Y decido atender a los niños. Es una enfermedad que no solo abarca a la persona que lo padece sino a todo su entorno, básicamente, en el caso del INSN, a las madres y padres que acompañan a su hijos”, señala Lindsay Taipe.

Lindsay Edith recuerda que ella era la cuidadora principal de su madre y tenía que decirle que ya no coma ciertos alimentos, a pesar que ella tenía antojos. “Era muy difícil, si fuera hoy, lo que cambiaría es que yo esta vez sí le daría sus antojitos, dejarle que coma lo que ella quería”, indica.

Niños con leucemia

Su labor inicia a las 7 de la mañana y termina a las 7:30 de la noche en el área de Hematología, donde hay niños que sufren de linfomas, anemia y enfermedades a la sangre, pero básicamente padecen de leucemia. Son doce horas continuas, la mayoría de ellas la enfermera la pasa administrando quimioterapia a “sus hijos”, como los llama cariñosamente.


Recuerda el caso de un niño de Iquitos, al que le diagnosticaron leucemia. “Era un niño muy positivo y colaborador, pese que estaba solo, ya que su tía venía algunas veces. Tenía leucemia agresiva y no se podía controlar, falleció pero hasta el final él tuvo una actitud admirable, quedé prendada con él, su partida fue muy chocante”, relata.

No obstante, la enfermera asegura que así como vio niños partir, también estuvo al lado de pequeños que lograron vencer a esta terrible enfermedad. “Es muy emocionante ver que lo han logrado, me pongo a llorar”, dice sobre su carrera que vive entre llantos y alegrías por los casos que ve de cerca.

Atendió embarazada

Algunos niños la llaman madre por sus cuidados y es que los atiende de manera personalizada con mucho amor y disciplina. Su vocación es indudable y es que incluso en avanzado estado de embarazo, ella continuó trabajando con los pequeños pacientes que enfrentan a la terrible enfermedad.

Además, a fin de apaciguar el temor y luchar contra la ansiedad de las criaturas, la licenciada Lindsay Edith Taipe les dice: “Te vamos a poner tus poderes para que seas fuerte, muy fuerte”. Ante lo cual, los menores acceden con mucha confianza a la quimioterapia, vacunas, inyecciones, entre otros como parte del tratamiento para luchar contra ese mal.

Precisamente, en esta fecha especial, Lindsay envió un saludo a todas las enfermeras del país que son madres y las instó a continuar trabajando con vocación de servicio. “Un saludo cariñoso a todas las colegas en su día no solo por ser madres, si no por brindar amor a sus pacientes con un cuidado organizado para protegerlos, a las que desarrollan su trabajo con vocación, a aquellas que se desempeñan en este arte de cuidar”, indica la enfermera que refiere que en cada niño ve a su madre.

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