El futbol es, indudablemente, el deporte más universal. La práctica de esta actividad está presente en casi todos los espacios geográficos habitados por la humanidad; por eso, es muy probable que en nuestro país muchos no conozcan quién es Marie Curie o Jon Fosse, pero ya desde niños hayan querido ser como Messi o Cristiano Ronaldo. Quizás no se sepa a quién le decían “El brujo de los andes”, pero definitivamente se sabe (sabemos) a quién le dicen “El Bicho”.
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Ahora bien, lejos del saber futbolístico actual, hay un conocimiento tan valioso como el que se tiene del deporte mismo: el que se construye fuera de las canchas y que alude a un sinnúmero de circunstancias que van desde la cotidiana anécdota familiar hasta las significaciones históricas y políticas de un país. El fútbol, como cualquier práctica humana, encierra historias y situaciones que, “dentro y fuera de las canchas”, merecen ser contadas y eso es lo que justamente hacen Ricardo Vera Leyva y César Clavijo Arraiza con NO TODO SE QUEDA EN LA CANCHA. Un libro de cuentos que no apaga la pasión por el fútbol; por el contrario, enciende y prolonga la luz que ilumina esos otros escenarios oscuros en donde el deporte rey también ha sido protagonista.
La narrativa del fútbol
“Siempre he pensado que la narrativa es el arte primordial de los humanos”, señalaba Rosa Montero en su Loca de la casa. Para la escritora española, los seres humanos tienen la necesidad de narrarse y al hacerlo no solo recrean la realidad; también se mienten, se imaginan y se engañan. Con NO TODO SE QUEDA EN LA CANCHA, Ricardo Vera y César Clavijo no solo construyen una narrativa que devela la pasión que tenemos por el fútbol; además ponen al servicio de este deporte muchas de las herramientas que el arte de la ficción posee. El escritor y el futbolista tienen la necesidad de crear maniobras y escenarios previamente imaginados. Por ejemplo, en el cuento Gol de otro partido solo la habilidad de la pluma es capaz de apaciguar la destreza futbolera; “El delantero, un estudiante de secundaria, que faltó a la escuela para jugar ese partido, marcó el gol del título. Y corrió. Y celebró. Y lloró. Y lloró su mamá en la tribuna cuando un hincha la abrazó. Pero el árbitro anuló el tanto”.
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Al igual que un partido de fútbol, NO TODO SE QUEDA EN LA CANCHA contempla tres momentos. En la primera parte, titulada Primer tiempo, sobresalen historias que parten de lo cotidiano y nos permiten entender cómo las efímeras decisiones tienen implicancias duraderas. En el cuento El gato, por ejemplo, se relata la historia de cómo el exarquero Jesús Purizaga dejó de ser delantero para ser quien evite los goles rivales. Un fortuito incidente cambió la vida profesional del gato Purizaga, y su vida amorosa también. Otro relato que destaca es El miedo es otra sangre. Aquí se presenta la historia de un jugador de fútbol que militó en el equipo más grande del Perú. Cuando los dirigentes descubrieron que era portador de VIH, lo sacaron arbitrariamente. Gracias a los medios de comunicación, el presidente de ese club tuvo que recontratarlo; felizmente lo hizo, pues gracias a sus goles, la hinchada celebró un campeonato más.
La segunda parte del libro, titulada Segundo tiempo, posee relatos cuyos títulos son nombres y apellidos de personajes conocidos: Lapadula y Ruiz Díaz, El Chorri y Ñol, El Loco y Chumpi, Fredy Ternero, entre otros. La última parte del libro, Tiempo extra, ofrece un sinnúmero de frases breves y memorables que forman parte de la cultura del futbol y que a su vez dicen mucho de lo que somos como sociedad.
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Entre los límites de la ficción
Al ser un libro de ficción, es ilógico asumir que las historias que Ricardo Vera y César Clavijo son verdades al pie de la letra; hay invenciones que llenan aquellos resquicios que la realidad mantiene abiertos. Sin embargo, hay historias en las que los narradores nos hacen pensar en situaciones históricas que por contextos o por rumores pudieron ser ciertas. El relato Kissinger en el camerín es el que mejor evidencia esto último. Los amantes del fútbol siempre nos preguntaremos por qué Perú tan de repente fue goleado por Argentina en 1978. La escena principal tiene al dictador Videla en el camarín peruano. Finalmente, el goleador histórico del futbol peruano, El Checho Ibarra, dijo alguna vez: “para hacer goles, no se necesita ser ni joven ni viejo; hay que ser vivos”. Para la lectura de NO TODO QUEDA EN LA CANCHA, pasa lo mismo.