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El montañista y comunicador social, Juan Iván Contreras, señaló ayer que los petroglifos de La Caldera y el camino del Qhapaq Ñan que une Arequipa con los valles de Vítor y Siguas, están seriamente dañados por la incursión no controlada de maquinaria pesada que abre caminos carrozables y desaparece cerros de manera sistemática.
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Ubicado en el distrito de La Joya, colindante al distrito de Uchumayo, La Caldera es el segundo depósito más importante de petroglifos de Arequipa, solo superado por Toro Muerto en la provincia de Castilla.
Contreras afirma que son cerca de 500 cantones de piedra donde se encuentran imágenes grabadas por los primeros pobladores preincas que pasaban por la ladera del cerro La Caldera en su continuo andar entre Arequipa y los valles de Vítor y Siguas utilizando un camino conocido como Quilcasca, y que luego en la época colonial era usado por viajeros, arrieros y comerciantes que lo renombraron como La Caldera por el color rojo de las piedras.
SITUACIÓN
La existencia de tres tambos (alojamientos temporales) a lo largo solo de este trecho que culmina en el ingreso a Uchumayo ratifican que era paso obligado para los que querían llegar o salir del valle del Chili.
Durante la pandemia de la COVID-19 (2020-2021) muchos usaron este sendero para salir o llegar a Arequipa, hasta se habilitó una antigua vía carrozable hacia el pueblo de Quiswarani para el paso de minivanes y autos menores cuando la Panamericana Sur estaba cerrada por las restricciones que dictó el Estado.
“Todo esta zona rica en historia y considerado en el 2009 como Paisaje Cultural Arqueológico por el Ministerio de Cultura, sufre notorias modificaciones en su panorama”, dijo.
ROTOS
Debido a su lejanía, estos últimos años esta zona habitualmente era visitada por curiosos caminantes, ciclistas y arqueólogos. El Ministerio de Cultura instaló un parapeto, que luce despintado, donde avisa que es una zona arqueológica, mientras que la Municipalidad Distrital de La Joya colocó señalización que ya no sigue en pie.
“Los petroglifos, así como el tambo Corralones y el camino preinca están abandonados, a merced del proceso de lotización de los cerros, de donde extraen material de construcción, que se ha incrementado estos últimos meses como efecto colateral a la habilitación de la autopista a La Joya”, señaló el Contreras.
Afirma que si algunos petroglifos de La Caldera registran figuras zigzagueantes de serpientes o que representan ríos y montañas, ahora podrían representar las vías carrozables que retroexcavadoras han abierto en casi todos los cerros.
Uno de estos caminos pasa a centímetros del tambo Corralones por donde transitan constantemente camionetas que se adentran a un sector donde solo existe tierra.
“Tramos del Qhapaq Ñan ha desaparecido y otros desaparecerán pronto sin que nadie reaccione a tiempo. Han sido los petroglifos los que han sufrido daño irreparable. Han sido modificados usando cinceles u otros objetos de punta dura, pintándolos con aerosol y, hasta, han intentado cortar las piedras para llevárselos”, apuntó.
El montañista señaló que esta situación ha empeorado en meses y amenaza a seguir ese curso si es que la Dirección Regional de Cultura o la misma Municipalidad Distrital de La Joya no hacen nada para proteger este patrimonio.