Las ferias itinerantes que nacieron en plena pandemia para evitar que los pobladores acudan de manera masiva a las plataformas comerciales y se expongan al contagio del coronavirus, se han convertido en un dolor de cabeza para los 80 comerciantes del mercado zonal 15 de Agosto ubicado en Paucarpata.

Los asociados denunciaron que los vendedores de las ferias ofertan su mercadería en dos locales municipales a menos de 3 cuadras del centro de abasto, generando una constante competencia.

“Cuando llegó la pandemia estuvo bien que se tengan las ferias, pero ahora todo está volviendo a la normalidad y nos están afectando porque las ventas se han reducido en más del 40%. Nosotros somos minoristas, los socios viven de lo que venden cada día, ¿Imagínese como están con esa competencia?”, comentó la presidente del mercado, Virginia Luque Céspedes.

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Los clientes no tienen dinero

A ello se suma la crisis económica que se viene arrastrando desde la llegada del coronavirus, ya que muchas personas se quedaron sin trabajo, encima la suba de combustibles y dólar elevo los precios de varios productos.

“Los clientes cada vez compran menos y tratan de acomodarse llevando las verduras más baratas y lo mismo pasa con los demás insumos”, explicó.

Esta realidad se puede comprobar al interior del mercado donde los pasadizos lucen vacíos y los pocos asistentes compran por cantidades menores a un kilogramo.

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Alistan mayor control

La queja fue trasladada al municipio distrital donde el Gerente de Desarrollo Social y Económico Local, Michele Medina Arenas, indicó que las ferias itinerantes solo van a atender hasta este fin de semana, luego ellos iniciarán operativos de control.

“Sabemos que son personas que necesitan trabajar, por eso les dimos un plazo prudencial para que busquen sus locales donde puedan vender, además nos preocupa que a veces no cumplen con los protocolos sanitarios por eso vamos a hacer un control estricto”, sostuvo.

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Quieren mejorar su local

Los asociados son conscientes que en el país se atraviesa una crisis económica con el alza de los productos de primera necesidad, pero no pierden la esperanza de tener mayores ventas y con ello juntar los fondos para renovar su infraestructura que data de 5 décadas.

“No podemos pedir cuotas ni ningún aporte porque nuestros socios apenas ganan para vivir, mientras tanto tenemos que seguir trabajando en nuestro local que tratamos de darle mantenimiento y ahora con mayor razón porque no podemos exponer a nuestra clientela a que se contagien del covid”, dijo Luque Céspedes.

Por ahora no descuidan los protocolos sanitarios, por eso cuentan con una persona al ingreso del centro de abasto que se encarga de la desinfección. Al interior todos han colocado las divisiones y no dejan el uso de la mascarilla y el lavado constante de las manos.

En la parte externa no faltan los vendedores ambulantes, sin embargo, en poca cantidad. Lo que sí les preocupa es la actitud de los vecinos que dejan constantemente sus bolsas de basura en los exteriores del mercado y no esperan el camión compactador para botar sus residuos, lo que ocasiona una mala imagen para sus negocios.