La cosmogonía andina, sus mitos y leyendas son fuentes inagotables de historias, José Donayre nos presenta solo siete, muy impactantes y sólidas que nos sumergen en la mágica existencia de nuestros ancestros.
¿Qué autores han influenciado tu narrativa?
Son muchos y diversos. Le tengo un especial aprecio al trío Borges, Sabato y Cortázar. Definitivamente Kafka es una suerte de estrella guía. Vian, Michaux, Duras y Yourcenar, junto a Apollinaire, Breton, Aragón, al lado de Donoso, Salinger, Burroughs, Pessoa, Calvino, Lampedusa, Miller, Kawabata, Tabuchi. Y, definitivamente, los tres Palma (padre, hijo e hija), Arguedas, Vargas Llosa, Ribeyro, Congrains, Bryce, Belevan, Adolph, Calderón Fajardo. Además, Mary Shelley, Verne, Poe, Wilde, Stoker, Huxley, Orwell, Lovecraft, King, Bradbury, Clark, Asimov. En no ficción, a Campbell, Bergson y Horia.
¿Cómo se gesta “Siete mitos peruanos”?
Los mitos y las leyendas siempre me han atraído, y muchas veces los he usado como sustrato para anclar narrativamente mis cuentos y novelas. Hace más de diez años empecé a reescribir varios mitos ancestrales de las civilizaciones que ocupaban los actuales territorios de lo que hoy conocemos como Perú. Con varias historias en boceto, le propuse a Willy del Pozo desarrollar un libro que reuniera diez mitos. Le pareció buena idea, pero me planteó que estas se publicaran individualmente, para un público entre infantil y adolescente, con ilustraciones a todo color y en un formato de veinte por veinte; después, estos se publicarían en un solo volumen. De los diez mitos previstos, solo se publicaron siete, pues otros proyectos con la editorial de Del Pozo desviaron mi concentración. Pero siempre me quedaron dos cosas: acabar los tres mitos faltantes y publicar las historias en un solo volumen. Después de diez años, mucho me animó que mi suegro, Luis Fernando Plazolles Valdivia, arequipeño y gran conversador, se comprometiera, tras una extensa sobremesa, a ilustrar “Siete mitos peruanos”.
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¿Cuál es para ti la importancia de rescatar las leyendas prehispánicas en la literatura?
Tanto los mitos como las leyendas ancestrales explican lo inexplicable, como nuestro origen, el sentido de nuestra existencia o los valores que deben regir nuestros actos, pero sobre todo nos acercan al cruce entre lo terrenal y lo sobrenatural. Lo más maravilloso de los mitos es que, no obstante lo absurdo, contradictorio, irracional o ilógico que parezcan, tienen un efecto tan mágico como seductor incluso entre quienes no creemos ni en dios ni otros amigos imaginarios. Los mitos tienen un extraordinario alcance que va más allá de la ficción moderna, en la que juega un rol importante la verosimilitud. En los mitos, la verosimilitud no es un norte. Por el contrario, mientras menos parecido a la verdad o a la realidad, mejor calan. En tal sentido, rescatar mitos nos permite conectar o reconectar con nuestra conciencia colectiva ancestral, a integrarnos a un todo, y a comprender nuestro mundo, reanudando hilos de una vieja trama que se quebró.
Eres editor independiente, ¿cómo ha sido ese camino?
Es una ruta dura, pero llena de satisfacciones, pues se trata finalmente de confrontar deseos, verdades, creencias y sorprenderse con el resultado. Y lo más gratificante es legarlo a la posteridad.
¿Cuáles son los próximos lanzamientos de tu editorial?
Está en imprenta la novela “Independencia” de Carlos Modenese. Y ya estoy en plena edición de la primera novela de Isabella Pastor: “No estoy loca, soy un ave”. Después seguirá “Ateo por la gracia de Dios” de Alfredo del Arroyo. Y tengo más de diez libros en cola para 2024 y 2025, hermosos proyectos que me llenan de energía y fe ante un mundo cada vez más hórrido.
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