Dos días después de ser intervenido por el asesinato de su expareja Gabriela Mendoza Ayanahurico e hijas de 3 y 5 años, el minero Edgar Pinto Gómez confesó ser autor del crimen y dio a los investigadores de Homicidios de la División de Investigación Criminal de Arequipa más información de los hechos.
Se supo que al caer en contradicciones, el hombre habría reconocido el crimen ante los policías que tienen a cargo el caso. Por ello, por la tarde, en compañía de Pinto llegaron hasta el sector de Hornillos (Yarabamba) donde habría arrojado el cuchillo de cocina de 25 centímetros que habría utilizado para ultimar a su familia. El objeto punzocortante estaba a 70 metros de donde aparecieron los cuerpos de las 3 mujeres.
Luego llevó a los agentes hasta unos campos de cultivo de la calle Colón en Paucarpata, donde arrojó el celular de Mendoza. Además de estas revelaciones habrian pruebas que incriminan al hombre.
Una de ellas son los restos de sangre que había en prendas y en su vehículo las cuales fueron descubiertas por pruebas químicas de la Policía Nacional. La prueba de luminol fue vital en este procedimiento. Además, hay capturas de conversaciones de redes sociales donde Mendoza le cuenta a su hermana que está con su expareja.