Una mala corazonada llevó a René Soller hasta el Jr. las Begonias y pasaje Santa Lucia en la Urbanización La Molina. Su hijo, Bryan R.S. (17), no había llegado a su casa y apenas vio la vestimenta del varón que estaba tendido en el pampón, supo que era su primogénito.
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La madre desesperada lloraba desconsoladamente pidiendo que capturen al asesino que mató al adolescente que soñaba con ser ingeniero eléctrico. La clave para dar con el verdugo, estaba a unos 7 metros del cuerpo, una placa de identificación militar con las iniciales de R. Calderon S.., que pertenecían a miembro del Ejército.
Según los médicos forenses, el estudiante que este año culminaba el quinto de secundaria, tenía 23 puñaladas en la espalda, al menos 4 en la pierna y glúteo, 7 en el rostro y cuello, otras más en las cabeza y extremidades.
Heridas mortales
De todas seis de las puñaladas fueron mortales que le perforaron el pulmón y el hígado, es decir el asesino se ensañó con el menor quien en su afán de quitarle el puñal, resultó con profundos cortes en la mano. Los agentes de investigación criminal interrogaron al menor de 14 años, amigo de Bryan con quien confirmó que concurrieron a la discoteca “La Jora”, pero, mencionó que se retiró del local, dejando a la víctima con otro joven al que no conocía.
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Los familiares de Bryan, acongojados mencionaron que hace 8 meses falleció el abuelito del menor asesinado y hace más de un año su hermano de 5 años se ahogó. René y Nixon, los padres están desconsolados y lo único que han pedido a las autoridades es la captura del o los asesinos que mataron al adolescente.