Pasado las 4 de la madrugada del 2 de abril último, a 100 metros del sector denominado Cruz Negra, ubicado en la carretera que une Llipata con Piedras Gordas, el cuerpo de Luis Benedicto Figueroa Echajaya (26) fue encontrado en un charco de sangre que emanaba de su cabeza.
Han transcurrido más de 20 días, y los familiares del joven exigen acelerar las investigaciones al fiscal Juan Manuel Arquíñigo Paz. La última vez que lo vieron con vida fueron Luis Carhuayo Roque y Edwin Ñaupa Ramírez.
Para Jacqueline, Figueroa, hermana de la víctima, los dos últimos señalados son los principales sospechosos y asegura que hay contradicciones en las declaraciones de Carhuayo Roque, propietario de un bar en el poblado de Carlos Tijero, último lugar donde estuvo el fallecido.
Horas antes del sangriento hallazgo, Ñaupa había recogido a la víctima de su casa de Piedras Gordas con destino a Palpa. Luis Figueroa iba con una galonera en busca de combustible para su motocicleta.
La hermana del fallecido está segura que fue asesinado en otro lugar y luego arrojado en la carretera para que en la oscuridad de la noche algún vehículo terminara arrollando el cuerpo, pero no fue así.
“El tal Ñaupa lo recoge de la chacra y lo trae a Palpa, y lo hace tomar de cantina en cantina, hasta que lo trae a Carlos Tijero que es la última parte para irse a Piedras Gordas. Los dos (Ñaupa y Carhuayo) han estado tomando con mi hermano, por eso son los sospechosos, pero la Fiscalía no les ha dado la prisión preventiva hasta que se esclarezca todo”, dice Jacqueline.
Tenía el cráneo destrozado con algún objeto contundente. El resto del cuerpo estaba intacto, por ello, los familiares señalan de que se trata de un homicidio.