Las labores de rescate de las personas desaparecidas durante el desastre en el pueblo minero de Retamas dio concluyeron ayer. El personal especializado ubicó en el mercado del referido centro poblado localizado en el distrito de Parcoy los restos del pequeño Daniel Robles y del adulto César Lara Coronel. La información fue confirmada en el último reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (Coer).
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De esta manera, oficialmente se puede precisar que la tragedia del último 15 de marzo en la provincia de Pataz acabó con la vida de ocho personas, aunque la remoción de escombros seguirá.
Las Víctimas
Seis de las víctimas eran integrantes de la familia Robles, miembros de la Iglesia Evangélica Nueva Vida: Rolando Robles (32), Edith Quiñones de Robles (32), Zenaida Polo de Robles (35), una menor de 14 años y un bebé; ayer fue rescatado el pequeño Daniel Robles.
Las otras dos personas que perdieron la vida en este desastre fueron César Lara Coronel (36) y Santiago Indalecio Vásquez (62).
Asimismo, el Centro de Operaciones de Emergencia Regional confirmó que 33 personas quedaron en situación de damnificados y 12 viviendas fueron destruidas.
Deben salir. Ante esta situación, la reubicación de la comunidad de Retamas aparece como la única alternativa para evitar más desenlaces fatales. Pero las autoridades del Gobierno Regional de La Libertad también saben que pedirles a los habitantes de Retamas que dejen todo y empiecen a escribir una nueva historia en otro lugar es sumamente complicado.
Para ello, el ministro de Defensa, José Luis Gavidia, informó que el gobernador regional Manuel Llempén, junto con equipos del Indeci y autoridades locales, tendrán que persuadir a la población sobre la necesidad de que sea trasladada a una zona libre de peligro.
Sin embargo, existe otra estrategia para movilizar a los más de 5 mil ciudadanos desde el centro poblado de Retamas, pero se requeriría del visto bueno de las empresas mineras que operan en la zona: Marsa y Consorcio Minero Horizonte.
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La propuesta
El vicegobernador regional de La Libertad, Ever Cadenillas Coronel, sostuvo que en el pueblo de Retamas solo se tendrían que desarrollar actividades mineras. En ese sentido, expuso que se necesita ponerle fin a las actividades administrativas de las empresas en la zona del desastre.
“Si administrativamente las empresas se mueven de Retamas, tengo claro que el resto del sector productivo se va a tener que mover porque justamente esta población creció debido a que ahí se asienta la parte administrativa de empresas muy importantes del sector”, señaló.
Según la autoridad regional, esa parte administrativa de la minería generó otras necesidades cubiertas por gran parte de la población: residencia, comercio, alimentación, entre otras.
“No olvidemos que también donde está la ciudad de Retamas es vertiente de un río, a este río lo han canalizado y han construido un pueblo sobre este río que hasta el día de hoy no ha generado una desgracia mayor (…) Si tiene que convertirse (Retamas) en un asiento minero (se haría), claro que con las autorizaciones y permisos porque las empresas que están allá son formales. Pero no hay duda que a Retamas hay que reubicarlo”, sostuvo.
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Negligencia
Con el antecedente del 2009, podría ser suficiente. Ese año, el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET), luego de un deslizamiento que dejó 150 damnificados y 9 personas fallecidas, advirtió de los riesgos geológicos por movimientos en masa y peligro por el asentamiento precario de casas y sin criterio técnico en el cauce de la quebrada y laderas de los cerros.
Sin embargo, la tarea, definitivamente, no es fácil. Para el director de la Dirección Desconcentrada de Indeci en La Libertad, Hipólito Cruchaga Mercedes, el problema pasa por el no cumplimiento de los informes. Según indicó, se tienen que “fortalecer” a la autoridad local.
“Es una zona altamente vulnerable a deslizamiento, pero se impone la realidad. Hay que ir sensibilizando a la población. Por lo pronto, las personas que han sido afectadas no pueden de ninguna manera volver al mismo sitio”, agregó.