Pese al sol inclemente, miles de familias permanecen frente a la iglesia del distrito de Motupe, en Lambayeque. Es la mañana del 5 de agosto, fecha central de la celebración de la Santísima Cruz de Chalpón, y nadie quiere perder la oportunidad de expresar su profunda gratitud y devoción hacia el Santo Madero.
Esta no es una realidad extraña para una festividad que cada año congrega a un promedio de 200,000 visitantes, convirtiéndose por varios días en el foco de atención no solo para el distrito, sino en toda la región. Tampoco representa una cifra menor los 151 años de historia que guarda la Santísima Cruz, hallada en 1868 por el motupano José Mercedes Anteparra Peralta en una cueva del Cerro Chalpón, convirtiéndola desde entonces en la protectora de todo un pueblo.
HOMILIA El día anterior, 4 de agosto, la venerada cruz hizo su ingreso en procesión a la ciudad de Motupe, luego de haber descendido del Cerro Chalpón y, en su trayecto, haber recorrido distintos sectores hasta llegar al centro poblado Salitral, su última parada antes de que se realice la misa principal.
Esta última fue presidida por el obispo de Chiclayo, monseñor Robert Prevost Martínez, en compañía de diversos sacerdotes de la Diócesis. Llegado el momento, la venerada cruz fue llevada con especial cuidado hasta el estrado instalado frente a la plaza principal de Motupe, mientras la banda tocaba una canción de cumpleaños y luego una marinera.
Frente a la multitud compuesta por gente de distintas edades, el Sagrado Madero es ataviado con un manto dorado y además rodeado por flores. La solemnidad, de pronto, se apodera de los fieles expectantes para dar inicio a la santa misa.
Durante el momento de la homilia, monseñor Robert Prevost centró su discurso en una frase: “no olviden las acciones del Señor”. El obispo de Chiclayo hizo un llamado a no olvidar la presencia de Cristo en la vida diaria y a tener presente siempre el amor de Dios por sus hijos.
“Qué hermoso es encontrarnos nuevamente, este año, en Motupe, para celebrar esta solemnidad de la Cruz de Chalpón. Cristo nos amó en la cruz, cuántas son las acciones del Señor que queremos recordar y vivir en este día”, afirmó la autoridad eclesiástica ante los participantes.
Monseñor Prevost recordó la visita, el año pasado, del nuncio apostólico Nicola Girasoli, para la celebración de los 150 años de la Santísima Cruz, así como también, el peregrinaje realizado hasta Trujillo junto con el Santo Madero para recibir al Papa Francisco.
“Lo que más queremos recordar en este día es la cruz, la acción con la cual Jesucristo nos dio vida, nos salvó, nos liberó de nuestros pecados y nos ofrece la vida eterna. La fiesta que celebramos hoy ha de ser ocasión para hacer memoria”, recalcó.
PEREGRINOS Cinco pequeñas carpas de colores se alzan sobre una calle, a espaldas de la iglesia de Motupe. La vía no es accesible para el tránsito debido a la feria, una retahíla de puestos donde los comerciantes ofrecen desde comida hasta los clásicos “milagritos”, unas miniaturas de metal que hacen referencia a distintos pedidos para la cruz: la cura para un problema de salud, la protección para la familia, la prosperidad en el trabajo, entre muchos otros.
Junto a las carpas, un hombre carga unos baldes con agua. Su nombre es Luis Silva Saavedra y tiene 52 años. Él y su familia, un total de catorce personas, han llegado desde Piura para venerar a la Santísima Cruz de Chalpón.
La familia de Luis Silva se dedica al comercio. Mientras habla un poco sobre su viaje y su estadía en Motupe, el hombre empieza a pelar una de las piñas que luego pondrá a la venta. Su esposa y sus hijas han ido a hacer fila para poder ingresar al templo y rezar ante la cruz.
“Mi padre tuvo tres derrames cerebrales y dos infartos. Siempre hemos venerado a la Cruz de Chalpón y, cuando mi padre tuvo el segundo derrame, ya se encontraba en las últimas. Entonces vinimos con mis hermanos a visitar a la cruz, y mi padre mejoró”, narrá Silva Saavedra.
Para el comerciante, viajar todos los años durante la fiesta de la Cruz de Chalpón les ha traído múltiples bendiciones. Optaron por acampar cerca de la iglesia de Motupe para ahorrar costos, pero su decisión también tiene que ver con otra característica de la familia: ellos, en realidad, son peregrinos que recorren más de una ciudad norteña.
“El miércoles o jueves estamos saliendo para Bocapán, en Tumbes, para venerar a la Virgen de la Piedrita (Santa Clarita, conocida como Virgen de Piedra). Luego descansamos unos días y nos vamos, en septiembre, a la festividad de la Virgen de las Mercedes, después donde el Señor Cautivo de Ayabaca y terminamos nuestra peregrinación con la Virgen de la Puerta, en Otuzco”, asegura.
Historias similares a la de Luis Silva se cuentan entre los visitantes a la fiesta principal de la Santísima Cruz de Chalpón. La misa central termina con los agradecimientos del reverendo padre Ernesto Fernández Arbulú, párroco de Motupe, además de la bendición final por parte del obispo Robert Prevost.
Tras esto, la cruz retorna al interior del templo, donde esperará a los fieles que esperan para poder rezar y expresar su agradecimiento por el milagro concedido. De hecho, una larga fila de devotos se extiende alrededor de la plaza principal de Motupe, compuesta por adultos, niños y ancianos dispuestos a esperar lo necesario para ingresar.
Con sus problemas y preocupaciones, a todos ellos los une el mismo deseo de mantener viva la esperanza de que el mañana será mejor.