Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura presidió la Santa Misa en la Parroquia Santísimo Sacramento de nuestra ciudad, donde en medio de aplausos y cantos de gran número de fieles congregados se realizó la entronización de la reliquia de primer grado – ex ossibus – de huesos de Santa Faustima Kowalska que ha llegado a Piura proveniente de Cracovia donde le fue entregada al P. José Guillermo Uhen, que se encontraba participando de la Jornada Mundial de la Juventud, por la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia quienes son las guardianas del sepulcro y de las reliquias de santa Sor Faustina para ser traída a nuestra ciudad y quedarse entre nosotros para alegría de todos los piuranos especialmente de sus miles de devotos.
Al iniciar su homilía nuestro Pastor resaltó la importancia Santa Faustina y su incansable apostolado en favor de la devoción a la Divina Misericordia: “Qué alegría que desde Cracovia, reciente sede la Jornada Mundial de la Juventud y tierra de nuestro querido San Juan Pablo II, haya llegado esta reliquia de primer grado de Santa Faustina Kowalska, la apóstol de la Divina Misericordia, en este Año Extraordinario dedicado a contemplar, acoger e irradiar el misterio de Dios, porque el nombre de Dios es misericordia. Agradezco la iniciativa y gestión que para ello ha realizado el Padre José Guillermo Uhen, párroco de esta querida parroquia del Santísimo Sacramento. En 1931, Santa Faustina tuvo una visión en la cual Jesús le encargó pintar su imagen tal y como ella lo veía en ese momento, con la mano izquierda sobre su Corazón, del cual salían dos rayos, uno pálido símbolo del Bautismo y del don del Espíritu y el otro rojo símbolo de la Eucaristía; y la mano derecha alzada en señal de bendición. Jesús le indicó que al pie del cuadro debería colocarse la jaculatoria: «Jesús, en Ti confío». Como decía San Juan Pablo II en la canonización de Santa Faustina: La misericordia divina llega a los hombres a través del Corazón de Cristo crucificado. «Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona» (Diario, p. 374). Ciertamente la misericordia es el nombre más auténtico del amor, del amor entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón, tan necesaria en nuestras vidas y en el mundo de hoy”.