La muerte del exinspector de Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) Leonardo Murillo Quispe (48) podría dar un giro radical. Se conoce que habría muerto el 28 de mayo en un accidente en la vía Juli- Puno, pero su familia asegura que fue asesinado. Para corroborar sus sospechas, piden la exhumación del cadáver.
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Ayer sus amigos y familiares protestaron frente a la sede del Ministerio Público en Puno, para exigir que se cambie al fiscal Víctor Rosas Díaz, quien lleva el caso en la fiscalía de Juli. Alegan que no estaría tomando en cuenta varios elementos para esclarecer su muerte.
El hermano del fallecido, Óscar Murillo Quispe, Señaló que tienen una serie de elementos probatorios que darían cuenta que Leonardo fue torturado y asesinado. Dijo que presentaba fracturas en el pie derecho y en dos costillas, hematomas en todo el cuerpo y rastros de raspadas en la espalda.
Presume que trabajadores de la empresa de taxis Kamake estarían implicados con su muerte, puesto que una de sus unidades de matrícula Z5S-349 fue encontrada juntos al cadáver en el sector Suancata, en la referida vía. La unidad ahora está retenida para las investigaciones.
Sospechoso
Su familia cuestiona que el intendente de Sunafil, Roberto Carlos Saldaña Calderón le haya solicitado que llevé con urgencia una carpeta fiscal a Puno, y el trayecto ocurriría el accidente y su muerte.
También les llama poderosamente la atención a poco de cumplirse los ocho días de su fallecimiento, este funcionario habría violentado su oficina llevándose varios documentos.
“Tiene mucho por responder”, dijeron, quienes no se explican por qué la fiscalía no lo citó para declarar. También les genera sospecha que tras este incidente haya solicitado su cambio a Moquegua, el que según los deudos, fue posible gracias al padrinazgo de la congresista Betsy Chávez.
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Doctorado
La vida de Leonardo Murrillo se apagó a los 48 años. Fruto de su esfuerzo profesional, para este años tenía previsto sustentar su tesis y obtener el grado académico de doctor en Derecho.