Marcela Hinostroza, como actriz, siempre supo enfrentar a partir de la ficción, a personajes que tomaron prestado su cuerpo para proyectar otras vidas. Esta vez no hay escenarios, ni sets de televisión, esta vez, Marcela sorprende creando un nuevo mundo y una realidad que estremece en “El virus espartano” (Gambirazio Editores), su primera novela, que nos lleva por tiempos diversos para contarnos una historia en la que un extraño virus que hizo colapsar al mundo sirvió para exterminar a los más débiles. ¿Suena conocido?
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“Cada quien, al terminar la novela le dará su propia lectura. Es una historia que aunque parezca apocalíptica, te motivará a pensar, a que te cuestiones, a que no lo des todo por hecho, que te preguntes como ser activo en esta sociedad, qué estamos haciendo, si somos borregos o seres pensantes”, cuenta Hinostroza.
Definitivamente la pandemia fue tu fuente de inspiración para escribir ‘El virus espartano’.
Cuando todo esto empezó y nos enterábamos de lo que sucedía, primero en China, y luego en España, Italia y los demás países de Europa, empiezo a investigar y me pregunto: qué pasaría si todo lo que está sucediendo se hizo para eliminar a la carga social del mundo, que son los enfermos y la gente adulta mayor que social y económicamente generan un gasto extraordinario a los gobiernos y no les provee. ¿Si fuera esto una coordinación mundial? Propuse en la ficción de la novela, un elemento fuerte que tiene que ver con una teoría conspirativa.
Y allí entra la periodista que es tu alter ego.
Empiezo a desarrollar ese personaje que tiene 33 años y es quien emprende esta investigación desde una óptica social, económica, política, científica y religiosa sobre lo que ocurrió en el mundo en el año 2020. Ella vive en el futuro, en el año 2053, en un lugar donde está apartada de todo y no tiene contacto con nadie más que con robots que la están constantemente monitoreando y por eso, hasta ha perdido su humanidad.
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Escribir exige un proceso estricto, ¿cómo lo afrontas?
No soy disciplinada, no escribo con horarios rígidos, lo hago todo el tiempo, me vienen ideas y las escribo en papeles, por todos lados, esa es mi naturaleza. Con ‘El virus espartano’, ocurrió una cosa muy extraña, me despertaba a las 3:33 o a las 3:00 de la madrugada con muchas ideas, me empecé a asustar por estas coincidencias.
¿Y qué hacías en las madrugadas?
Me ponía a escribir a esa hora y a mano, muchas veces, te voy a ser sincera, al día siguiente no entendía lo que había escrito, pero lo hacía hasta quedar agotada. Todo esto sucedió en la época de la cuarentena estricta, ya cuando pudimos salir bajé un poco la intensidad. Luego empecé a pasar a la computadora todo lo que ya tenía en el papel, luego llegó el proceso de ordenar, unir y armar la historia.
Aunque ya habías trabajado en guiones para la televisión, una novela es un reto mayor. ¿Con el ‘El virus espartano’, inicias una carrera en la literatura?
Cuando empecé con ‘El virus espartano’ pensé que sería una novela corta, máximo de 150 páginas, pero luego empezó a crecer y crecer. hasta que llegué a 300, y aunque tenía más que contar, me detuve. Tengo todo para el siguiente libro, la continuación del primero y que hasta nombre tiene, se llama: “La recuperación del planeta”. Te soy sincera, ya nadie me detiene.