Tras algunos años viviendo en Buenos Aires, ciudad en la que grabó “Hipófisis,” su disco más personal, Adalí Montero regresó a su tierra. La cantante, consciente de que toda experiencia de vida sirve para el crecimiento personal, supo que ya era hora de volver para seguir creciendo.
“Venía de pasarme toda la pandemia allá y de hecho, cuando se complicó el tema de los vuelos, sentí como esa necesidad, tipo angustia y ansiedad, porque sentía que iba a pasar cualquier cosa aquí y yo no iba a estar. Eso me puso como un trompo, emocionalmente no me podía concentrar, y cuando reabren los vuelos, pues decido venir”, dice la cantante.
Pero también en plena pandemia grabaste en Buenos Aires el disco Hipófisis que te sirvió como terapia.
Totalmente, “Hipófisis” es un disco de catarsis, es un disco de descarga, cada canción tiene algo muy personal que seguramente hay gente que no sabe, y eso fue importante para mí, más allá de si vende o no.
¿El tiempo que viviste en Argentina te sirvió para tomar distancia de tu país y para analizar tus pasos a futuro?
Muchas veces, hay que ver desde afuera, para poder entender muchas cosas. Viajar,
vivir en otro lado, te abre la cabeza, te hace entender cómo trabajar más adelante. La idea de estar en Argentina, después del disco y de todo lo que se generó allá, me sirvió para darme cuenta que tengo que seguir en ese mismo camino y en otros lugares también.
¿Significa que quieres seguir trabajando desde otras tierras?
Me gustaría volver a Estados Unidos y a México, tengo ganas de ir a España, quiero seguir haciendo carrera en otras partes del mundo. Y lo bueno es que antes de viajar a Argentina, era muy muy miedosa, sentía que no podía asumir esos pasos sola, pero ahora con esa experiencia y en plena pandemia, he sentido una confianza y una seguridad que no tenía.
¿Tras varios años lejos, volver a reinsertarse al ambiente local ha sido fácil?
Sigue siendo complicado. Regresé en junio del año pasado, siete meses ya y no ha sido nada fácil, de hecho sigo tocando puertas. Sigo dándole, me he vuelto a conectar con otras personas que conocí hace cinco años antes de irme. Las cosas siguieron avanzando aquí, y obviamente, cuando tú regresas después de tiempo, volver a reinsertarte es difícil.
¿Has encontrado una movida musical grande, fuerte e interesante aquí?
Sí, hay una movida importante, de hecho me llama la atención la música independiente, veo que hay artistas nuevos en esta onda de fusión, y eso es muy interesante, creo que eso nos abre las puertas internacionalmente.
¿Tu próximo disco tendrá que ser totalmente distinto al anterior, o irá por la misma tendencia?
La tendencia va estar dentro de la World Music, donde pueda entrar un rock o un bolero. Estoy escuchando ahora mucho, desde la música indie, hasta la cumbia argentina, música de Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, hay propuestas muy lindas, y por otro lado, sigo escuchando cosas también muy power vocalmente, salsa también.
¿Te animarías a grabar salsa?
La salsa es algo pendiente para mí. Hay gente que me dice, oye Adalí tu deberías cantar salsa, y tampoco lo descarto, que se puede hacer, algo como una fusión o temas tipo Héctor Lavoe o Rubén Blades. Hay que encontrar al productor idóneo, que se encargue de poder conceptualizarlo y llevarlo a cabo.
¿La música que significa para ti?
La música es una especie de desfogue, cada vez que canto, siento que me renuevo. Siento que hay como una especie de limpia, es una forma que tengo de poder expresarme naturalmente y poder seguir, yo creo que todos encontramos diversas formas de hacer catarsis para decir lo que uno siente. Me siento una privilegiada al poder hacerlo con la música, y eso es un catalizador que me ha permitido estar estable.