La historia de “La Costurera”, la nueva película de Daniel Rodríguez Risco, interesó a tal punto a la talentosa actriz española Aitana Sánchez- Gijón que no lo pensó mucho para aceptar el papel de Irene, que la unirá a la peruana Mayela Lloclla. Recién llegada a Lima, ciudad en la que se rodará la cinta a partir de la primera semana de mayo, la artista tiene claro qué es lo que debe tener un personaje en el cine, para aceptarlo.
“Pues que esté contado dentro de una historia que me merezca la pena, o sea , no solo el personaje por sí mismo, sino que el personaje tenga sentido dentro de la trama que se está contando y que me permita buscar cosas”, dice.
También pueden presentarse personajes similares a otros que hiciste, ¿eso te entusiasma?
Aunque hay roles que pueden ser aparentemente similares incluso a otros que haya interpretado, siempre busco que tengan esa pequeña diferencia que me haga buscar el reto, la diferencia. El personaje de Irene a lo mejor podría asemejarse un poquito al personaje de doña Blanca, en Velvet, por esas mujeres así altivas, con ese punto de arrogancia, pero hay que buscar la singularidad de cada uno de estos personajes.
¿Te ha pasado en cine o televisión que aceptaste un personaje y luego al desarrollarlo no fue lo que esperabas?
Lo que ocurre, a veces, es que tus expectativas no coinciden con la realidad, pero más que por el papel en sí mismo, fue por como se llevó a cabo, por la dirección. Si es que no tienes a alguien que le saque todo el provecho que se le podría sacar al personaje, de narrar la historia que estás contando, entonces no se cumplirá el objetivo. Siempre es una incógnita, nunca sabes exactamente, es una apuesta, ¿No?
¿Qué clase de directo prefieres, el que marca estrictamente lo que tienes que hacer o uno que te da libertad?
Nunca me he encontrado a nadie tan estricto, sin espacio para la colaboración y para la propuesta, incluso Pedro Almodóvar, de quien tanto se dice, que es muy estricto marcando bien las cosas, quizás yo lo pillé en un momento distinto al que vivieron otros compañeros o compañeras. Yo me encontré a un Pedro muy respetuoso, que me escuchaba, que contaba con mis propuestas, y por supuesto que tenía la manera de narrar y cómo era el personaje, pero entramos en sintonía rápidamente.
¿Después de terminar una película, cómo ves a tus directores desde la lejanía?
Las experiencias son tan ricas y tan complejas, y en muchos casos pues lleva a una amistad o a un cariño, a un afecto, es que acaban formando parte de tu vida aunque no vuelvas a trabajar con ellos. Y también me pasa con mis compañeros actores, de pronto, pum, cada uno vuelve a su vida, o al siguiente proyecto, y parece que ese vínculo se queda allí congelado, pero el cariño permanece y lo vivido permanece como una experiencia.
Muchas actrices, especialmente del mundo del cine, se quejan de que a medida que cumplen años ya no les ofrecen papeles interesantes.
Bueno, a mí me ha pasado, a partir de los 35 años, que noté como una frontera clarísima en el tema audiovisual, sobre todo en cine, no tanto en la televisión, porque pude hacer una serie como “Velvet”, que fue muy exitosa, donde tuve un personaje muy bueno. Pero cuando menos me llamaban para hacer cine, mejores personajes teatrales hacía.
Eso te dio nuevos aires...
Yo tengo una carrera teatral extraordinaria por las oportunidades que he podido tener, he hecho personajes extraordinarios, no te digo que soy extraordinaria y eso ha mantenido mi autoestima muy alta. Si hubiera dependido solamente del cine, habría tenido una crisis muy grande pensando que en realidad yo no servía del todo para esto, que servía mientras era joven dentro de los cánones determinados de juventud y belleza.
¿Y cómo llega la propuesta para rodar “La costurera” en el Perú?
Pues llega directamente de parte de Daniel Rodríguez (director)y de la productora. Me envían el proyecto, y me encandiló la historia, me encanta ser la antagonista, de esa heroína tan valiente, tan perseverante y tan capaz, que es el personaje de Mayela, y me gusta mucho esa confrontación entre esas dos clases sociales.